Free Guy: tomando el control

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

La atracción existente entre videojuegos y cine explota sus posibilidades para concebir una película que será de indudable disfrute a ojos de avezados gamers. Ahora bien, ¿cuáles son los auténticos valores y merecimientos de esta parodia del cine de blockbusters y superhéroes? Postergada desde julio de 2020 por razones de emergencia sanitaria, “Free Guy” gestiona su verosímil alrededor de la falsa violencia en la búsqueda de convertirse en una divertida parodia. El cineasta quebequense Shawn Levy, ligado al humor mainstream y nuevo estandarte de la nueva comedia americana -responsable de la trilogía “La Noche en el Museo”, también director de la serie “Stranger Things”- es quien se coloca detrás de cámaras.

Los reconocidos guionistas Matt Lieberman (“La Familia Adams”, “Crónicas de Navidad”) y Zack Penn (“Ready Player One”, “Avengers”, ““X-Men”, “El Ultimo Héroe de Acción”), de profusa trayectoria, completan el tripartito cerebro creativo encargado de plasmar en pantalla el nuevo producto de la factoría Disney absorbida por Fox. El metalenguaje del héroe redescubierto ejercita su enésima reversión, estimulando la conexión entre ambas expresiones (cine/videojuego), una comunión que data desde logrados intentos como “Tron” (1982).

“Free Guy” viene a derribar la idea de un mundo feliz para un despertar feliz en una ciudad artificiosa. Todo lo que nos rodea es falso, aunque a la reconstrucción le falte audacia. La realidad es maleable, pero…¿hasta que punto? Inspirado en los ‘non playable characters’ de “Battle Royale”, la locura y desenfreno son moneda corriente en un sistema en donde reina la demencia. El paradigma virtual todo lo permite cuando la regla se distorsiona y el extremo alcanzado llega a un punto absurdo innecesario. Proveyendo la mínima prueba intelectual, bebe de las referencias de “The Groundhog Day” (1990) y “The Truman Show” (1998): apenas un atisbo del cuestionamiento existencialista que no llega a la exigencia filosófica, prefiriendo el interés comercial.

Prepárense para el ‘one man show’ de Ryan Reynolds, ¿o no? Allí está el héroe de turno, un Reynolds estereotipado, predecible y afín a la fórmula obvia. Finalmente, nos encontramos frente a una película que no puede ver más allá de su propia programación. En tiempos de auge de jugadores en línea, “Free Guy” sintetiza la ironía de “Dead Pool” (2016) con la impostura de don nadie de “Lego Movie” (2014). Pero todo parece programado mediante la fría combinación de algoritmos carentes de cuerpo y alma.