Freaky: este cuerpo está para matar

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

“Ponele un poco de todo”. Esa parece ser la indicación que los productores le hicieron al coguionista y director de Freaky, Christopher Landon (responsable de Feliz día de tu muerte y su secuela). Y vaya si cumplió: estamos ante un film con abundantes dosis de gore y slasher (cuchillazos, ganchos y motosierras incluidas), casa de terror y elementos fantásticos a partir de una daga usada por los aztecas para sacrificios rituales. Todo eso en el contexto de las desventuras de alumnos del último año de la secundario con las hormonas urgentes que buscan despedirse a puro exceso ante el inminente futuro universitario. Sí, Martes 13, Scream y sigue la lista.

En los extremos de Freaky aparecen un despiadado y perverso asesino serial conocido como el Blissfield Butcher (Vince Vaughn) y Millie (Kathryn Newton), una tímida rubia que es objeto de bullying por parte de varios de sus compañeros e incluso es humillada en público por algún profesor (Alan Ruck). Fruto de la mencionada daga milenaria, ambos terminarán intercambiando los cuerpos y, así, ella vivirá en el gigantesco cuerpo del “carnicero” y él, en el de esa suerte de inocente barbie. Si Millie y sus dos únicos compinches (un chico gay y una muchacha afroamericana para más datos) no logran romper el hechizo antes de la medianoche la maldición se mantendrá para siempre.

Si la premisa no parece demasiado estimulante ni soprendente, hay que decir en defensa de Landon que se nota su amor por el cine de terror y por las comedias de high school de los años '70, '80 y '90. Los homenajes, las citas, las referencias, los guiños cómplices no son en este caso meros apéndices o canchereadas sino que constituyen parte esencial de la propuesta. Un ejercicio de nostalgia, pero desde la perspectiva actual del empoderamiento femenino.