Franzie

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

Alejandra Marino, con una extensa y exitosa carrera como guionista y autora teatral, presentó su opera prima cinematográfica y que también es el primer protagónico en cine que realiza la actriz Mimí Ardú.

La historia nos presenta en forma paralela, a Franzie, una docente que atraviesa el crepúsculo de su vida, y a Emanuel, un escritor que no transita por un buen momento laboral. Lógicamente la hilación argumental los hará reunirse y vivirán una curiosa situación. Estarán juntos pero no unidos. La relación que significaba una solución, social para ella y económica para él, se irá transformando para hacerse más profunda a partir de los secretos y silencios de cada uno.

Si bien los dos personajes son ricos en matices, la guionista ha preferido realzar a Franzie (lo ha hecho desde el título). También hay otros personajes interesantes en la historia, la hermana de Franzie con su rencorosa frialdad, la madre de la protagonista que es una mujer que se aisló mentalmente del mundo y sólo confía en su perro, aunque tiene bien en claro cuales han sido los errores que cometió en su vida. Una tía que es el prototipo de la mujer familiera, y es la que fuerza las conciliaciones, y hasta el personaje de la esposa de Emanuel con su permanente estado de alerta es un personaje con rica personalidad.

El desarrollo de la trama adolece en algunos momentos de lentitud y de algunas reiteraciones, sobre todo en la justificación del estado de ánimo de Franzie y en las expectativas y desconciertos de la esposa de Emanuel.

Si bien la historia se agota completamente, las subtramas aunque no desarrolladas en su totalidad hacen que el espectador encuentre puntos de interés a lo largo de la proyección, la realizadora ha tenido el buen tino de no alargarlas demasiado.

Mimí Ardú como Franzie realiza una labor ajustada y precisa, llena de matices y cambios de estado de ánimo muy creíbles. Enrique Liporace compone magníficamente a su personaje de Emanuel con excelentes pases de comedia, sobre todo en la gesticulación facial. Se destaca Norma Pons como la madre de la protagonista al componer a una mujer enajenada, con un sentimiento de culpa que quiere dominar todo el tiempo haciendo uso de la hostilidad, un personaje fuerte, por momentos cómico y por instantes desagradable, que la actriz supo aprovechar al máximo.

Todos los personajes esconden secretos, todos son conscientes de que no pueden ocultarlos eternamente, los espectadores verán facetas muy humanas en cada uno.