Franklin. Historia de un billete

Crítica de Javier Franco - Cinéfilo Serial

El jueves se estrena en las salas de todo el país «Franklin, historia de un billete» de Lucas Vivo García Lagos. Se trata de un thriller argentino protagonizado por Germán Palacios, Sofía Gala Castiglione y Daniel Araoz. La sinopsis nos anticipa que narra la historia de un exluchador y una prostituta que intentan desligarse de una organización criminal. Promotores de boxeo sin escrúpulos, policías corruptos, narcotraficantes violentos y ladrones aficionados luchan por el dinero y la supervivencia.

El filme es la ópera prima del cineasta que previamente se desempeñó en el rol para la exitosa serie «Psiconautas» (2 temporadas) en la cadena TBS y en Netflix. En esta ocasión, también ofició como productor, ya que Navajo Films (su propia productora) fue quien financió el proyecto. La empresa también se encontró detrás de la ya nombrada «Psiconautas», «Pacto de sangre», «Insania» y «Porno y helado», entre muchos otros contenidos para plataformas.

La película se presenta como un thriller policial. Comienza introduciendo un universo frío y plagado de corrupción, crimen y violencia. Crea una atmósfera sucia y corroída donde todos están condenados a la mala vida y nadie puede confiar en nadie. En este prototipo de Ciudad Gótica argentinizada lo único que importa es el dinero y la supervivencia. Así ingresan en escena dos criminales: el «bueno» y el «malo». El primero es nuestro protagonista, interpretado por Germán Palacios, y el segundo es el antagonista encarnado por Daniel Araoz. Ambos son cercanos, pero un trabajo los enfrenta: matar a Rosa, el interés amoroso, personificado por Sofía Gala Castiglione. Así es que sus caminos se enfrentan y comienzan un rally a pie por todo Buenos Aires. Destacamos como locaciones emblemáticas de la ciudad al Puerto de Buenos Aires y el barrio de La Boca.

A pesar de intentar tomarse en serio durante toda la primera etapa del metraje, constantemente coquetea con elementos del cine de clase B. En este afán de mostrar una urbe putrefacta cae en cámaras en mano un poco descontroladas, encuadres que a primera vista no parecen funcionar correctamente y mucho make up gore rústico que no termina de convencer. Asimismo, en la segunda mitad de la película se elevan momentos cómicos y bizarros que nos terminan de confundir. El problema no se encuentra en su combinación de estilos: es un recurso que queda bien cuando se aplica con convicción. El inconveniente radica en que nunca se deja claro cuál es el objetivo de la cinta. Para ser un thriller policial convencional, le falta potencia dramática. Para ser cine clase B le falta tomarse más riesgos narrativos y estéticos. Y para ser una parodia nacional al mejor estilo de Nestor Montalbano, se queda corto con el absurdo. En fin, lo que dificulta el visionado es que nunca nos deja claro qué estamos viendo.

La falta de rumbo se combina con un montaje abrupto que le saca cualquier sutileza que se pueda esperar. Los abundantes fundidos a negro y elipsis ciñen el largometraje y lo vuelven muy breve. Tan solo 80 minutos de visionado la obligan a ir a las apuradas y no deja tiempo para profundizar en la motivaciones e historias de cada personaje. Nobleza obliga, debemos mencionar que fue rodada en pandemia, lo que limita los recursos, la cantidad de personas en set y el tiempo de rodaje. Que a pesar de todas esas dificultades hayan logrado estrenar, ya es un logro por sí mismo.

En contraposición con lo explayado anteriormente, hay muchas perlitas que influyen positivamente a la obra. El gran punto fuerte es su elenco. No solo los tres protagónicos, actores que no fallan a la hora de encarnar un personaje, sino que todo su reparto se pone la camiseta y sale a dar lo mejor de sí. Joaquín Ferreira, Christian Salguero, Luis Ziembrowsky, Isabel Macedo y Luis Brandoni completan un cast de lujo. Cada personaje es muy peculiar y carismático, logran dejar su huella en las breves secuencias que participan. Incluso cuenta con el particular cameo del cantante L-Gante quien hace su debut cinematográfico y se lo puedo ver ya desde el tráiler posteado en sus redes.

Su apartado visual es otro punto positivo. Si bien mencionamos un montaje defectuoso y encuadres extraños, el resumen general nos deja una sensación agradable frente a su fotografía y etalonaje. Este último tal vez sea el mejor desarrollado en cuanto a posproducción. Asimismo, la secuencia inicial de créditos tiene un trabajo digno de mencionar y el apartado sonoro es muy actual y urbano, plagado de rap en español, cumbias e instrumentales que cobran protagonismo propio.

En pocas palabras, «Franklin, historia de un billete» en un thriller policial clase B que entretiene a pesar de sus dificultades. Cuenta con un ritmo dinámico y visceral, un excelente elenco y un buen trabajo de creación de atmósferas. Regalan momentos delirantes que te van a sacar del visionado común y corriente y no busca ser más de lo que es. Si andás cerca del cine, nunca está de más pasarte una horita y media para apoyar a la industria nacional.