Francesca

Crítica de Henry Drae - Fancinema

TODO GIALLO PASADO FUE MEJOR

No quisiera que se malinterprete el título de la nota, que puede llegar a dar a entender que Francesca de Luciano Onetti queda lejos de la calidad de los films fundacionales del género, desde Suspiria hasta Rojo profundo, por citar dos de los más conocidos de directores como Dario Argento, Mario Bava o Lucio Fulci. El giallo es un subgénero que se caracteriza por plasmar historias de crímenes sangrientos cuya naturaleza (cruda, morbosa, retorcida, exagerada) es más importante que la investigación en sí misma. Los asesinos son dementes criminales enguantados o disfrazados de una manera extravagante y provistos de armas muy filosas, capaces de escurrirse sin mucho esfuerzo de la pesquisa de detectives que a veces no parecen tener la pericia requerida, como en el caso de la película que nos ocupa, sin ir más lejos. Pero no sólo los argumentos similares caracterizaban a estas producciones, sino también los colores estridentes y saturados -sobre todo el de la sangre-, el arte cuidado al detalle y la música, que por lo general era más inquietante que las mismas imágenes, a veces al borde de la insoportabilidad. Sus directores más representativos han dejado suficiente material para que sus seguidores y realizadores afines exploren variables hasta agotarlo porque, para ser sinceros, tampoco es que las historias de este tipo ostenten tanta profundidad como para que haya sobrevivido con todas sus características, sobre todo cuando es un emergente cultural de toda una época.

Pero años después de que hasta el mismo Argento nos decepcionara con su último giallo -del mismo nombre-, y el género parezca muy difícil de reflotar, Francesca es algo que nos despierta curiosidad. Los planos tan cuidados, el arte, la textura del film, los movimientos de cámara -zoom incluido- y la banda de sonido, son de otra época. Los actores, desconocidos y debutantes en su mayoría, lucen rostros anacrónicos, como si hubiesen sido extractados de los años setenta y puestos en el set con una máquina del tiempo. Nada en la película parece actual, hasta la edición deja los tiempos que molestan al espectador de hoy pero que eran normales hace cuarenta años, con total precisión. Quizás pueda creerse que se trata de un ejercicio que intenta representar, recrear u homenajear un estilo, pero sería una mezquindad hablar de ejercitación cuando se ha cuidado tanto cada aspecto de esta realización para que ocupe un lugar en el mundo del giallo italiano. Y sin dudas lo merece.

La historia es simple en su estructura y evolución, una serie de crímenes se conecta con la desaparición tiempo atrás, de una niña a la que se ha llevado secuestrada un delincuente del hogar del matrimonio Visconti. Vittorio, su padre, ha quedado recluido en una silla de ruedas tras el ataque del maleante y su esposa, alterada psicológicamente, por lo que se medica para mantener la cordura. La policía intenta reconstruir la desaparición de la joven y ver si existe la posibilidad de que la pequeña Francesca esté de regreso y sea la asesina. El desenlace tendrá un par de vueltas de tuerca y un final que intenta ser sorpresivo y que, para ser justos, tampoco es tan evidente como puede creerse.

Pero insisto en que la película exige cierta condescendencia, porque hasta en el ritmo cinematográfico se respeta la manera de filmar de hace cuatro décadas. Si nadie mencionara que se trata de un estreno debiera apreciarse como una reposición. Y si esto sirve para evaluar la minuciosidad del director para engañarnos a ese nivel, le podemos augurar un brillante futuro, siempre y cuando Francesca sea el siguiente paso evolutivo en su filmografía y no un lugar en el que llegó para quedarse a repetir cine de época.