Foxcatcher

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Es una lucha

Con grandes actuaciones de Channing Tatum, Steve Carell y Mark Ruffallo, Bennett Miller ("Capote") cuenta esta historia alrededor del mundo de la lucha olímpica. La película ganó en Cannes el premio al mejor director.

Es una de las mejores películas de la producción 2014. Una de esas realizaciones que tensa los nervios del espectador, que conjuga drama y thriller psicológico, que debutó en competencia en Cannes, donde ganó el premio al mejor director, y tiene a tres actores taquilleros al frente del elenco. ¿Más? Está basado en -increíbles pero reales- hechos verídicos.

Toda una revelación es Channing Tatum como Mark Schultz, ganador de la Medalla Olímpica en 1984 en lucha libre. El excéntrico multimillonario John du Pont (un excepcional Steve Carell, con nariz prostética y alejado de la comedia) lo convence para que se mude a Foxcatcher, su granja, donde este heredero de una de las empresas líderes de la química ha construido un complejo, un gimnasio donde entrenar a la selección de lucha libre para las Olimpiadas de 1988 en Seúl.

Ambos personajes son taciturnos, y hasta pareciera que viven a la sombra de algo o alguien: Mark, de su hermano y entrenador Dave –Mark Ruffalo, excepcional-, también ganador de la Medalla de oro; Du Pont, de sus apariencias y sueños de grandeza, de su incompetencia e ineptitud, y de su madre en silla de ruedas –Vanessa Redgrave-. El rol que Du Pont quiere ejercer sobre Mark, el de falso mentor, o de padre, colisiona con la relación de los hermanos. Y, tarde o temprano, se estrella.

Basta observar cómo a Bennett Miller, el director de “Capote” y “Moneyball, El juego de la fortuna”, le bastan pocas pero contundentes imágenes para presentar -y definir- a su tres roles protagónicos. El contacto como luchadores de Mark y Dave, el apoltronamiento de Du Pont en su sillón en el salón de premios. Cuánta razón tienen los que sostienen que menos es más.

Du Pont cree tenerlo todo. Y así como maneja sus millones, cree que puede tener personas. La convivencia en Foxcatcher dista de ser sencilla y apacible. Hay quienes quieren ser más de lo que en verdad son. Y al verse desnudos ante la realidad, las piezas del ajedrez cambian de estrategia.

“Foxcatcher” es un filme sobre celos, ambiciones, oportunidades, el amor fraterno, la familia, pero también lo oscuro de algunos corazones, el poder, la gloria –falsa o no-, el respeto y la falta del mismo. También sobre el patriotismo y la exaltación del orgullo. No deja de ser llamativo cómo la película no es tan exitosa en los Estados Unidos: es una patada al hígado del sueño americano, algo que por allá nunca es bien recibido.

Porque “Foxcatcher” es un thriller psicológico. Con un suspenso in crescendo. Como si una bomba se activara y el espectador -y varios de sus protagonistas- no supieran la hora en la que va a estallar. Y si usted no sabe o no recuerda qué sucedió, mejor. Déjese llevar por la intriga, los vericuetos de la trama.

La excelencia del trío protagónico es una ventaja a la hora de sumergirse en la historia que, como en toda gran película, deja reflexionando al espectador hasta mucho después de terminada su proyección.

Por que sí.

Por cómo desnuda a sus personajes, sus celos, miserias y la necesidad de afecto, por los temas que aborda y las excepcionales actuaciones del trío protagónico.