Fotosíntesis

Crítica de Bruno Glas - EscribiendoCine

El registro de Fotosíntesis (2019) es doble, o triple: en principio, como documental que da cuenta de un hecho real; después, en tanto registra a alguien que retrata un lugar con su cámara; por último, por la intención misma del film de mostrar este segundo registro como parte de un trabajo más amplio. Y el problema de la película está en esta intersección, donde los dos primeros registros se subordinan siempre al último.

Aventurándose en la pampa húmeda, Fotosíntesis cuenta el recorrido de un fotógrafo en los campos sojeros. Pretende registrar los cambios que ocurren a lo largo de 10 años en el mundo rural, a partir de la aplicación de la agrotecnología. Aplicación que llevó a la pérdida de muchas de las costumbres del lugar.

Muchas escenas del film nos muestran al fotógrafo Matías Sarloretratando las huellas de la cultura del lugar. Ya sea una propiedad abandonada, un festival organizado por los vecinos, o una discusión acerca de la fumigaciones en zona rural. Estos momentos funcionan como un mosaico sobre el espacio que se trata.

En este mosaico, como retrato de la pampa húmeda, no hay una voz en off, de la misma manera en que casi no hay entrevistados. Bien se podría decir que estas ausencias se deben a la intención de no darle a la visión una lectura específica, como si las imágenes no pudieran bastarse a sí mismas. Pero lo que resulta de esto, en verdad, es la falta de una mirada concreta sobre el tema. Como si se temiera una participación más activa en el material, que después de todo parecería solamente formar parte de una muestra fotográfica. Los cambios en el mundo rural aparecen, así, de manera superficial.

Un registro más cercano, más osado con aquello que pretende retratar, hubiera dado por resultado un documental de mayor riesgo y originalidad.