Force Majeure: La traición del instinto

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Acidez escandinava que regocija maliciosamente

Primer día de vacaciones. Una hermosa familia: joven de aire ganador, linda esposa, un par de hijitos rubios, todos suecos. Un hermoso lugar cerca del Mont Blanc, en los Alpes franceses, ideal para esquiar y relajarse juntos. Un día memorable.

Segundo día de vacaciones. La hermosa familia está en un restaurante con vista a la cercana ladera toda cubierta de nieve. El personal de la pista de esquí está cumpliendo sus tareas. De pronto, nace una avalancha y se viene derecho sobre los turistas del restaurante. Impresionante. Hay que tomar a los hijos y correr hacia un lugar seguro. Pero el padre de familia parece que no lleva esa consigna en la sangre. O no la entendió. En vez de los hijos toma su smarphone y sale corriendo solo. Hacia un lugar del que nunca se vuelve: el ridículo.

Tercer, cuarto, quinto día de vacaciones. ¿Seguirá siendo una hermosa familia? ¿El tipo aceptará que estuvo mal, y que la mujer no es la única que debe ocuparse de los hijos? ¿La mujer dejará de verduguearlo y de contarle a los demás el papelón de su marido? ¿Retomarán la vida cotidiana cuando vuelvan a casa? ¿Qué confianza se le puede tener?

Ruben Ostlund se especializa en plantear los problemas que surgen tras la experiencia de alguna situación límite. Y los plantea con un sentido del humor bastante ácido, mucha habilidad para describir comportamientos diversos, hábil comprensión de las aspiraciones y reclamos del público (mayormente femenino), y una mala leche escandinava respecto al género humano. Primero se toma su tiempo, pero después atrapa, regocija maliciosamente, aviva nuestra inquietud sobre lo flojas que vienen las nuevas generaciones, y deja el conjunto listo para discusiones y reinterpretaciones a la salida del cine.

Película presentada en la sección Un certain regard del Festival de Cannes, donde ganó el premio del jurado que presidía Pablo Trapero, ahora va por los premios a mejor film y director de la Academia Europea del Cine, y por el Oscar al mejor film extranjero. Mientras esto último se define, Ostlund se va a esquiar. Esa es otra de sus especialidades. Y la tercera, consiste en mejorar todo con Photoshop, After Effects y otros programas. La terraza del restaurante que vemos fue construida en estudio, la gente miraba una pantalla verde, luego a ésta le adosaron una avalancha registrada en la Columbia Británica, la polvareda de nieve es digital, incluso las montañas del fondo fueron "mejoradas" digitalmente, etc. etc. Lo real es el miedo, el egoísmo, la torpeza, el malestar, los instintos mal llevados. Y la calidad de los intérpretes: Johannes Kuhnke, Lisa Loven Kongski, el noruego Kristofer Hivju, Fanni Metelius, Bradi Corbet, los chicos Clara y Vincent Wettergren. Rodaje en Les Arcs, cerca de Bourg-Saint-Maurice, Saboya, y en el Copperhill Mountain Lodge, que queda en Suecia.