Force Majeure: La traición del instinto

Crítica de Martín Chiavarino - A Sala Llena

Copos de nieve frenéticos para el héroe occidental.

La identidad y los roles son paradigmas que cambian a partir de cambios sociales, culturales y económicos. Estos cambios definen los estereotipos y las imágenes con las que cada sociedad crea su ideal de sujeto social. Estas imágenes aparecen en forma de valores que crean categorías sociales que definen distintos tipos de comportamientos deseables. En este sentido, la valentía y el arrojo son para la sociedad occidental valores que constituyen y han formado las epopeyas legendarias sobre las que se basan nuestros mitos.

Force Majeure (2014) es un drama existencial sobre los desafíos de una familia moderna con padres incapaces de imponer límites y de enfrentar una situación traumática que los pone al borde del colapso en un centro de esquí europeo moderno. En medio de una serie de situaciones que se suceden tras el acontecimiento, Force Majeure crea un clima de perturbación a partir de las extraordinarias melodías furiosas de cuerdas de Ola Fløttum, combinadas con los ruidos nocturnos de explosiones que producen las avalanchas controladas, para imbuir la acción de una violencia sobrecargada pero reprimida, incapaz de ser transmitida o canalizada por los protagonistas. De esta forma, la última película del director y guionista sueco Ruben Östlund busca el máximo punto de tensión en cada situación llevando a una pareja y sus hijos a una situación límite que pone en peligro la relación y la autoestima del marido, durante las vacaciones de una familia sueca de clase media profesional de buen pasar económico.

Las excelentes actuaciones de todo el elenco logran desarrollar los sentimientos de vergüenza y miedo para expresar las expectativas que se apoderan de los protagonistas en tanto sujetos sociales incapaces de dialogar y de expresarse en un contexto exacerbado por la situación post-traumática.

Cada escena del film es una pequeña obra maestra que merece un análisis sociológico y psicológico por la mordacidad y la acrimonia de los diálogos, los cuales desatan las interpelaciones más insondables sobre la personalidad y el rol de la masculinidad en la sociedad actual. De esta manera, lo que parece una simple situación de cobardía durante una avalancha se convierte en un cuestionamiento de la falta de carácter del hombre y del ser humano en la sociedad moderna, que incita al debate sobre la dualidad humana, la cual oscila entre los valores culturales arbitrarios y el instinto.

Sin titubeos, Force Majeure interpela a la sociedad occidental en sus construcciones sociales y en sus debilidades hurgando en las heridas de una clase que disfruta de la comodidad y no puede hacer frente ni procesar una situación límite. Mientras la figura del héroe mítico individual es recuperada hasta el hartazgo por el cine norteamericano con el fin de generar apatía en un espectador indolente, obras como Force Majeure atacan puntos específicos del comportamiento social para desatar las contradicciones de toda nuestra época en un estallido silencioso que genera una pequeña avalancha que se aproxima y crece ante nuestra necia impavidez.