Fontanarrosa, lo que se dice un ídolo

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Fontanarrosa revive en ocho cuentos con sabor rosarino

A modo de homenaje, ocho cuentos de Fontanarrosa fueron llevados al cine por un grupo de directores, artistas y técnicos de su ciudad natal. Con algunos invitados, para no pecar de localistas. El conjunto permite apreciar el buen nivel del cine rosarino, y la maravillosa capacidad que tenía el Negro para absorber cualquier forma de exposición escrita o verbal, y aprovecharla del modo más regocijante.

Juan Pablo Buscarini hace "No sé si he sido claro", delicia de narración oral bien ilustrada, con Dady Brieva como el testigo que no puede ser más explícito por respeto a las damas presentes. Gustavo Postiglione, "Vidas privadas", cambiando al escritor del cuento original por un dramaturgo. Néstor Zapata, "Sueño de barrio", gozoso juego de representaciones donde la policía procede a la reconstrucción de un hecho "delictivo" propio de los enamorados (con elenco totalmente rosarino, lo que contribuye a su frescura). Héctor Molina, "El asombrado", cuento irónico del tipo tan apagado que ni sombra proyecta hasta que una mujer lo ilumina. Hugo Grosso, "Elige tu propia aventura", risueña versión para adultos con un viajero indeciso entre dos mujeres.

Y al comienzo, al medio y al final, Pablo Rodríguez Jáuregui hace la fiel animación de tres "Semblanzas deportivas", esos dibujos terribles donde un viejo periodista radial desgranaba patéticas y emocionantes historias. La última es el cierre más indicado para salir del cine contento y triste a la vez, directo a la librería.