Fontana, la frontera interior

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Un hombre dual, en un país en gestación

Filme histórico, de Juan Bautista Stagnaro.

Acierta Juan Bautista Stagnaro al ubicar en el centro de una película histórica a un personaje cargado de contradicciones, real pero casi desconocido, al que lo tocó en suerte una época poco transitada en general, la que le siguió a la guerra con el Paraguay. Luis Jorge Fontana (Guillermo Pfening), fundador de Formosa y primer gobernador de Chubut, es, en este filme, un héroe insuficiente: conjunción en la que radica el interés que despierta y acaso su grandeza.

A partir de los textos que escribió Fontana al fragor de la acción, y de otros ficcionales, Stagnaro lo muestra en su doble función de militar/conquistador y naturalista/humanista. Militar que duda (pero no se jacta); naturalista que no cuenta con los elementos ni, tal vez, los conocimientos básicos. Un personaje que avanza herido, cargando su dualidad -por ejemplo, al tener que combatir a los pueblos originarios- a lo largo de un país en formación, con fronteras cambiantes.

La historia, segmentada según las travesías que realizó Fontana (y filmada en los escenarios naturales reales), abarca desde 1879 hasta 1910, y juega con el entrelazado de la voz en off del protagonista en distintas etapas de su vida: la plenitud y la vejez. Un mismo hombre; dos puntos de vista: uno más testimonial; el otro, más reflexivo.

Stagnaro evitó el estereotipo de personaje de manual, pero no algunos diálogos solemnes (en los que Pfening luce incómodo). La otra dificultad del realizador es (fue) haber afrontado un filme histórico con poco presupuesto. Algunas secuencias patagónicas parecen de un western sin acción, y sin embargo son dignas.