Flores de ruina

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Una flor rara y bella para el cine nacional

La acción transcurre parsimoniosamente en las afueras de un pueblo. Pasan los autos, los pajaritos cantan, las viejas se levantan. Para decirlo un poco más completo: pasan los autos tiroteándose a la salida del casino, los pajaritos cantan, las viejas se levantan después de enterrar a más de uno. Tanto usan la pala como la escopeta, la máquina de coser como la camioneta.

El pueblo ya no es lo que antes era, dice la hija del almacenero, módicamente alarmada. Pero el padre sigue caminando tranquilo, total la clientela tampoco tiene apuro. Si la más vieja de las tres hermanas viejas presencia un tiroteo, ni se espanta. Mira un poco intrigada. Ellas no van a cambiar demasiado su rutina porque un criminal medio veterano necesite un aguantadero, y uno más joven quiera recuperar su inversión entrando por la ventana. No saben dónde se metieron.

Tal es el ambiente y el ritmo de esta comedia "senectaria", de humor negro y provinciano, rodada entre Saladillo y Polvaredas. "Flores de ruina", se llama, y es una flor rara del cine nacional, hecha por Fabio Junco y Julio Midú, los creadores del Cine con Vecinos. Claro, nadie quisiera ser vecino de estos personajes, pero sí de sus intérpretes, muy bien elegidas: Ellen Wolf, Nélida Augustoni y René Regina.

Ellen Wolf, que en otra de Junco y Midú, "El último mandado", hizo de abuela alemana nostálgica del nazismo. Justo ella, a quien los padres se la llevaron de Sttutgart a Suiza cuando tenía seis años, y de Suiza a Buenos Aires cuando tenía doce. Acá hizo su vida, y a la edad en que otras se retiran empezó a actuar. Así es como interpretó la última etapa de Marlene Dietrich en "Marlene", dirigida por Kado Kostzer, se ganó el Trinidad Guevara como mejor actriz de reparto por "La omisión de la familia Coleman", de Claudio Tolcachir, y hasta aparece en "Relatos salvajes".