Florence

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Meryl Streep es la gran atracción de “Florence”

El film sobre una mujer que pretendió ser cantante lírica y fue el hazmerreír de su época también cuenta con las buenas actuaciones de Hugh Grant y Simon Helberg.

Esta agradable comedia inglesa sobre una estrafalaria cantante norteamericana tiene un solo punto en contra: llega después de la tragicomedia francesa "Margarite", que era más arriesgada, y más intensa, con un tercio final de hermoso melodrama. "Florence" apenas quiere divertir y despertar algo de ternura. Pero, claro, el director Xavier Gianoli y la notable Catherine Frot son mucho menos conocidos que Stephen Frears y Meryl Streep. El referido punto en contra queda entonces ignorado en el altar de la fama y el entretenimiento.

Por lo demás, todo luce bastante irreprochable. El guión de Nicholas Martin, habitual libretista de la BBC, cuenta con amable simpatía (y también con británica discreción para ciertos aspectos delicados) la curiosa historia de Florence Foster Jenkins, señora rica, feliz e inocentona que soñaba con ser cantante lírica, y creía tener aptitudes para llegar hasta el Carnegie Hall. Algunos dicen que doña Jenkins era "el Ed Wood de la canción". Meryl Streep la representa con mucha simpatía, y canta habilidosamente mal, como corresponde. Ella es la gran atracción de la película, pero los sostenes son todavía más risueños: el ya maduro Hugh Grant, como el esposo que protege del mundo real a su consorte y vive, de algún modo, el triunfo que no logró por sí mismo; Simon Helberg en rol de pianista comprado y complicado, David Haig como director adjunto del teatro, también comprado y complicado, y otros varios, todos practicando para las nuevas generaciones el humor fino de los ingleses de antes. Rebeca Ferguson, Nina Arianda, la vestuarista Consolata Boyle, etc. contribuyen al atractivo.

En síntesis, "Florence" busca recuperar un tipo de comedia de los años 50, y en buena medida lo consigue. Y el director, el veterano Stephen Frears, consigue, de paso, cerrar su trilogía de mujeres singulares iniciada con "La reina" y "Philomena". Tres películas de tres géneros distintos, con tres divas de distinto estilo (Helen Mirren y Judy Dench fueron las anteriores). No cualquiera.