Final de partida

Crítica de Andrés B. Pohrebny - El rincón del cinéfilo

Una mirada a la muerte como parte importante de nuestras vidas

Lamentablemente sólo de tanto en tanto suele estrenarse una producción japonesa entre nosotros, por lo que hemos perdido el asiduo contacto con una de las cinematografías más importantes. Consecuentemente las obras de los nuevos realizadores, guionistas e intérpretes nipones nos son desconocido, más allá de alguna que otra referencia que podremos encontrar en algunos medios periodísticos. Si nos interesamos por la producción artísticamente significativa en su historia sonora encontramos entre otros, con Akira Kurosawa y Yasujiro Ozu a la cabeza, a Masaki Kobayashi, Kenji Mizoguchi, Hiroshi Inagaki, Nagisa Oshima, Kon Ichikawa, Kaneto Shindo, Hiroshi Teshigahara, Shohei Imamura, Tekeshi Kitano, Hayao Mizagaki...Claro está que también llegaron a estas latitudes títulos, de distinto nivel, como aporte al mero entretenimiento.

El estreno de “Final de partida” significa la presentación en la Argentina de Yojiro Takita, quien estrenó en su país natal la ópera prima en 1981. El anterior realizador de ese origen cuyas obras llegaron al circuito comercial de nuestro país fue Hayao Mizagaki, con dos trabajos de animación “El viaje de Chihiro” (2001) y “Pongo y el secreto de la sirenita” (2008), ambas destinadas al público infantil, que también disfrutamos los adultos.

La historia refiere que cuando se disuelve la orquesta que integra Daigo Kobayash,i ejecutando el violoncelo, abandona su carrera en la música y se muda junto a su esposa Mika a su ciudad natal, Yamagata, en la prefectura noreste de la provincia homónima, ubicada en la región de Tohoku sobre la isla de Honshu en Japón. Allí se topa con un anuncio que parece ofrecer buenas condiciones de trabajo en lo que él asume se trata de una agencia de viajes, partidas. Pero asiste a una entrevista en una oficina llena de ataúdes nuevos que revisten la pared trasera al escritorio. El propietario de la empresa, Sasaki lo contrata sin más que un vistazo.. En ese punto Daigo pregunta exactamente qué hace esta empresa y le responden que el trabajo comprende el ceremonial de preparación que se hace de los cadáveres previo a la cremación. Daigo está poco dispuesto, pero Sasaki lo impulsa a tomar el trabajo y él acepta, dando a su esposa pocas explicaciones, apenas mencionando que el trabajo implica “ceremonias”. De este modo comienza a viajar alrededor de Hirano, en Yamagata, junto a Sasaki.

Una hermosa víctima de suicidio que resulta ser un muchacho travestido; un adolescente muerto en un accidente de motocicleta; una abuela que admiraba los calcetines holgados blancos favorecidos por sus nietas con sus uniformes de escuela. Daigo se encuentra con la muerte en sus varias formas y, aunque al principio su actitud es incierta, comienza a entender este trabajo ceremonial y de algún modo a desarrollar un respeto por la vida también. Mika, que averigua exactamente qué tipo de ceremonia implica el trabajo, horrorizada, exige que él renuncie, cuando Daigo se rehúsa, Mika lo abandona y parte hacia la casa de su familia en Tokio. Queda solo nuevamente, ya que su madre murió varios años antes y su padre abandonó la familia cuando él era un chico, pero sigue creyendo en el valor del trabajo que hace.

Mientras el invierno se transforma en primavera, Daigo comienza a sentirse más confiado y seguro en su nueva carrera. Pero ahora, una serie de acontecimientos significativos ocurren sucesivamente: Mika regresa, la madre de un amigo cercano de su niñez muere de repente, y además recibe el mensaje de que su padre, del cuál no ha tenido noticias en 30 años, también ha fallecido. Como especialista en el importante ceremonial de la muerte, como marido, como hijo, como ser humano: ¿Cómo Daigo va a lidiar con la vida y la muerte de las personas más queridas para él? Una partida final hacia un feliz adiós…

El lavado ceremonial de los difuntos, la preparación y colocación de los cuerpos en el ataúd en presencia de los desconsolados, previo a su cremación, es una carrera poco solicitada. Pero en “Final de Partida” sirve como reconfortante afirmación de la vida. Un joven se encuentra cara a cara con las muchas maneras en las que la gente es visitada por la muerte, una nueva vida comienza para él. Hasta que nuestra propia partida llegue, todos debemos eventualmente ‘enviar’ a aquellos que amamos.

Ya la sinopsis nos predispone a introducirnos en un aspecto cultural que nos es ajeno y a conflictos personales y sociales respecto a una ceremonia ancestral, que parte de las nuevas generaciones, muy influenciadas por Occidente, redescubren. El relato tiene un desarrollo muy pulido en lo narrativo y de accesible comprensión general respecto de las tradiciones y conductas de una comunidad tan distinta de la nuestra, al tiempo que abre un abanico de posibilidades para dialogar al respecto, es decir, sobre una sociedad en la cual alternan, y conviven, dos culturas tan dispares como la nipona y la occidental.

Desde el punto de vista técnico la historia encuentra un apropiado marco preciosista pero sobrio, sobre la base de una escenografía que en su sencillez define el continente para las acciones, en tanto la fotografía aporta una sutil paleta de luces que acentúa la atmósfera.

El realizador denota un trabajo meticuloso en la planificación del montaje en el rodaje de cada escena marcando la candencia apropiada desde el montaje de las escenas, las tomas y en correspondiente encuadre, hasta la compaginación en la moviola. Mantiene un sostenido dramatismo, no exento humor, sin precipitarse en el melodrama, lo que se hace evidente en la sólida dirección de un consistente grupo de intérpretes, acentuando la sobriedad y la contención en la animación de los personajes, destacándose la las composiciones cálidas y emotivas de Masahiro Motoki (Daigo) y Tsutomu Yamazaki (Sasaki).

Información complementaria

El realizador Yojiro Takita

Nació el 04 de diciembre de 1955, en Japón.

Debutó como realizador en 1981 con la película “Chikan onna kyoshi” y a partir de entonces realizó una veintena de películas para adultos. Su primera película para el público en general fue “Komikku zasshi nanka iranai!” (Revista cómica) (1986), muy bien acogida por el Festival de Nueva York, a la que siguieron “Kimurake no hitobito” (La familia Yen) (1988), “Mo, hitori ja nai” (No estamos solos) (1993), “O-juken” (El examen) (1999), “Himitsu” (El secreto) (1999), “Onmyoji” (El maestro del ying y del yang) (2001), que fue un éxito de taquilla y dio lugar a la secuela “Onmyoji II” (2003), el drama histórico “Mibu gishi den” (La última espada) (2003), galardonado con el Premio a la Mejor Película por la Academia de Cine de Japón, entre otros, “Ashura-jo no hitomi” (La sangre en los ojos) (2005), “Batteri” (Batería) (2007) y “Okuribito” (Final de partida”) (2008), Ganadora del Oscar, mejor película de habla no inglesa; ganadora de 10 galardones en la edición 32 de los premios de la Academia Japonesa; Ganadora del Grand Prix des Amerique en la edición 32 del festival de Montreal; Ganaroda del Golden Rooster Award como mejor película, director y actor de la Academia China; Ganadora del premio del público del Hawaii Film Festival y en el Plam Springs International Film Festival, entre otros muchos galardones.

Entrevista sobre “Final de partida

a Masahiro Motoki, su protagonista

- Usted es el impulsor real de la película, ¿le inspiró algún acontecimiento en particular?

- Cuando fui a India hace unos 15 años, me conmovió profundamente ver que allí la vida y la muerte coexisten en armonía, de forma natural. Las dos son consideradas valiosas para la vida de los seres humanos.

Hay personas lavándose en el río mientras otras celebran un funeral y despiden el cuerpo que se aleja flotando en las aguas. Existe un auténtico equilibrio entre la vida y la muerte. Quedé fascinado cuando lo descubrí.

A mi regreso a Tokio, tuve la sensación de que escondíamos la muerte, que no tenía cabida en la vida cotidiana. La gente está demasiado ocupada y no se da cuenta de que la muerte es una parte importante de nuestras vidas. Dicho de otro modo, significa que no apreciamos ni disfrutamos de la vida como deberíamos.

Desde que viajé a India, no he dejado de creer que el significado de la vida está ligado al de la muerte. Asistí al nacimiento de mi hijo, lo que también me ayudó a entender la proximidad entre la vida y la muerte. Me sentí muy feliz al verle nacer.

- ¿Conocía antes la profesión de “nokanshi” (amortajador)?

- La primera vez que me interesé por esta profesión fue cuando leí un libro titulado “Diario de un amortajador budista”, de Shinmon Aoki. Me turbó profundamente y empecé a interesarme por los lazos que unen la vida a la muerte. Me fascinó la profesión de amortajador. Reconozco que la idea de una película me vino a la cabeza en cuanto leí el libro.

- ¿Tuvo que estar presente en ceremonias de amortajamiento, le enseñó alguien la profesión?

- Cuando se decidió que haría el papel principal en “Despedidas” (“Okuribito”), lógicamente tuve que recurrir a un amortajador profesional para que me enseñara los detalles del ritual. He intentado capturar y transmitir la elegancia y belleza de la ceremonia, para lo que también estuve presente en un amortajamiento. Al observar el ritual, me di cuenta de lo artístico es, como la ceremonia del té. Es tranquilizador, pero requiere una enorme habilidad por parte del oficiante. También me sorprendió el profundo silencio en el que se lleva a cabo. Y vuelvo a decirlo, me recordó a la ceremonia del té.

- ¿Cómo escoge a los personajes que interpreta y cómo construye un personaje?

- La creación de un personaje siempre significa una batalla para mí. No exagero al decir que lo paso mal durante el rodaje, no es fácil. Pero al sufrir y tener que luchar en mi trabajo, cuando recupero la paz y la alegría, lo aprecio mucho más. Bueno, tampoco soy tan serio como parece. Tengo una faceta traviesa que me gustaría sacar a la luz en alguna película si se presenta la ocasión.

- ¿Cree que esta interpretación ha sido la mejor de su carrera?

- Siempre que me hacen esta pregunta, no sé qué contestar. Charlie Chaplin solía decir, cuando le preguntaban qué película suya consideraba la mejor, “la siguiente”. Me gustaría pensar lo mismo. Espero que mi mejor interpretación esté por venir. Mientras rodaba la película, nunca pensé que llegaría a tener tanto éxito ni que llegaría tan lejos, tanto como ganar un Oscar. Me parece que quien debe decidir si una película es buena es el espectador.

(Publicado por Golem Distribución, España, 23 de febrero de2009).