Figuras de guerra

Crítica de Fernando G. Varea - Espacio Cine

LA GUERRA EN OTROS TÉRMINOS

Hay películas que perduran en la memoria porque nos revelan la injusticia sufrida por hermanos a los que no conocíamos. Es el caso de este notable documental escrito, producido, dirigido y editado por Sylvain George (1968, Vaulx-en-Velin, Francia), que no nos pone de frente sino al lado de jóvenes asiáticos y africanos que, llegados a Francia para atravesar el Canal de la Mancha y radicarse en Inglaterra, son abandonados a su suerte, perseguidos y apresados.
Figuras de guerra expone este problema con la misma urgencia y desesperada improvisación con las que se mueven los inmigrantes y quienes los reprimen. Mientras los primeros hacen de su viaje en busca de un futuro mejor una permanente huida, conviviendo con el riesgo y superviviendo a duras penas, los policías y funcionarios franceses no demuestran tener planes muy precisos para deshacerse de ellos. El mismo George ha expresado que estas medidas represivas responden a “políticas experimentales”. Por eso, su película también lo es.
El resultado parece una suma de fragmentos de imágenes capturadas para un noticiario atravesada por soplos de poesía. El espíritu del cine documental contestatario de los años ’60 asoma en las paredes con graffitis, en las dramáticas manifestaciones contra la policía, o en utópicas expresiones de deseo y de rabia (como cuando alguien dice estar esperando el día en que los europeos deban pedir ayuda a los africanos). Antes era Vietnam, ahora las medidas políticas anti-inmigratorias.
Hay un momento que nadie que vea el film olvidará: los inmigrantes quemando sus manos para borrar sus huellas digitales. “Si pudiera cortarme las manos, lo haría”, confiesa uno de ellos. ¿Hasta qué punto la angustia puede llevar a un ser humano a sentir eso? ¿Por qué los medios masivos de comunicación y la gran mayoría de los dirigentes políticos, sociales y religiosos ignoran esto y prefiere ubicar en las agendas de discusión otros temas más triviales o menos apremiantes? ¿Acaso estos sufrimientos son la continuación inevitable de la opresión que desde hace siglos vienen padeciendo ciertos pueblos, como lo sugiere uno de los entrevistados? Son muchas las preguntas que dispara -sin verbalizarlas- este film que prefiere las digresiones antes que la exposición didáctica o morbosa, atenuando la crudeza de algunas escenas con el registro en blanco y negro. En este sentido, es curioso cómo el realizador evita que su obra se transforme en una simple letanía, ayudado por la actitud de muchos inmigrantes que, aún en momentos difíciles, aparecen sonriendo, haciendo bromas o cantando.
Extenso y sin música, Figuras de guerra es un documental perturbador, como corresponde a su tema. Con él, George exterioriza un gesto solidario, nada altisonante, que se corresponde con las palabras que dirigió a los estudiantes de cine al ser premiado en el BAFICI 2011: “A él, a ella, quisiera decirle que no pierda la esperanza, que no abandone, que permanezca atento a sus deseos. Estos deseos son océanos de llamas capaces de destruir las columnas del cielo, los mitos, las representaciones dominantes y estigmatizantes, también capaces de darle cobijo a lo desconocido, lo imposible. A él, a ella, quisiera decirle que no desespere, no abandonar, y pelear. Pelear por lo que uno cree. Pelear por uno mismo, como por los demás. Pelear por uno mismo como uno de los demás.”