Fidel niño valiente

Crítica de Daniel Cholakian - Subjetiva

Hay documentales que se construyen a partir de una historia y en ella encuentran su estética. Hay otros que se construyen en el proceso de producción, convivencia y rodaje. Estos en general encuentran su forma en las miradas y las proximidades posibles de cada momento y, como todas pero más que otras, su vitalidad se despliega finalmente en la experiencia del encuentro con el espectador. El mundo aparece en ese momento y no antes. Fidel niño valiente, de Mario Verón, es una de estas películas, un trabajo que parece estar en proceso y que requiere del espectador para completar el tiempo, el espacio e incluso las voces. Este es el principal valor de la película de Mario Verón, que trae al mundo un pedazo ocultado de nuestro propio mundo.

Fidel es un niño paraguayo, nacido y criado en zonas rurales, que viajó a Misiones con su hermano, quien es hábil criador de caballos para correr en las cuadreras. Fidel cabalga desde muy pequeño y es un buen jinete en las carreras. Ellos viven en el monte, en condiciones difíciles y de mucha escasez, pero cuidando con afecto a sus caballos que son, en definitiva, una de las formas de vida que encuentran para sobrevivir. Y más que eso también.

La película no se agota en el relato de esas carencias. La notable cercanía entre la cámara y Fidel y Erico, hermano y narrador principal, es tal, que el espectador parece ubicado en el centro del cotidiano que incluye alegría, dolor, nostalgia y un profundo amor por los animales con los que conviven.

Allí en el monte misionero cuidarán a un caballo apodado “El Che negrito”. Con él buscarán ganar unos pesos con los que buscan sobrevivir y ayudar a su madre, que los espera en su Paraguay natal. Fidel corre siempre vestido con la camiseta 10 de Maradona y los tres, Fidel, el Che y Diego son un mito poblado de invencibilidad.

El espectador construye el espacio y la cronología, y lo hace tomando cada uno de los detalles de acuerdo a su propia percepción del mundo. No hay una temporalidad invariable ni una determinación geográfica o espacial explícita. Esta decisión del realizador permite mostrar así lo personal y lo político: en esa suerte de tierra de nadie los dueños nunca se ven, son grandes capitales globales que transforman el escenario natural, que implantan especies para la explotación forestal y que niegan la tierra y el uso colectivo de los recursos naturales a sus habitantes.

De pobreza, amor, explotación, infancias de juegos y dolores, de tierras coloradas y pieles curtidas, de cuadreras, apuestas y festejos. De nostalgias y familias. Y de territorios ocultados por aquellos que prefieren que no sepamos nada sobre lo que ocurre en el monte profundo, y del mundo guaraní que no conoce demasiado de fronteras, porque la vida de sus mujeres y hombres se cuentan en las charlas nocturnas iluminadas a vela y puro cebo, en cualquier lugar donde estén.

De todo eso puede hablar Fidel niño valiente, pero será cada espectador quien construirá ese mundo a partir de su propia percepción.

FIDEL UN NIÑO VALIENTE
Fidel un niño valiente. Argentina, 2021.
Dirección: Mario Verón. Actores: Fidel Cantero, Érico Cantero, Enrique “Yuka” Caballero . Montaje: Javier Di Pasquo. Director de Fotografía: Pablo Bruzzone. Foto Fija: Bárbara Raiker. Cámara Mario Verón y Octavio Yain Romero. Músicos: Cuerdas: Orquesta Escuela de Berisso; Charango: José Piedra Núñez; Piano: Lucas Guinot; Acordeón: German Fratarcangelli; Vocal libre: Paz Balpreda; Guitarra: Héctor Trabuco González, Back. Grabación Musical: Sebastián Losada. Duración: 74 minutos.