Fermín

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Emotivo Alterio y lindos bailes for export

Esta película se hizo gracias al sistema crowdfunding, vulgo suscripción pública; 505 personas creyeron en ella y dieron algunos dinerillos. Con esa base pudo rodarse. El asunto incluye un viejo tanguero recluido en el pasado, el psiquiatra que lo atiende, y unos números de baile for export. Esto último pega mal, pero la pegó entre los aportantes, ya que "Fermín" inauguró el reciente Latino Film Festival de Chicago, con función de gala y fiesta posterior a cargo de nuestro consulado, y tuvo además buena respuesta de público en Pantalla Pinamar.

Don Héctor Alterio encarna al viejo tanguero. Luciano Cáceres lo interpreta en su juventud y madurez (ambos calzan la misma mirada), dentro de un buen elenco donde se lucen dos comediantes de reducida pero efectiva participación: Emilio Disi e Iván Steinhardt, este último en rol de enfermero de manicomio. Es que el viejo está loco. Quedó muy traumado por las consecuencias de sus propias mezquindades respecto a un amigo y a su hijo no deseado. Tan traumado, que sólo puede expresarse con palabras ajenas. Tardará mucho en decir con sus palabras qué cosas le carcomen el alma. Resulta tocante la escena en que esto pasa, el monólogo casi final de Héctor Alterio.

El detalle es que las palabras ajenas que usa el hombre son de letras de tango. Como Pepe Novoa en la comedia de José Santiso "De mi barrio con amor", sólo que ahí se trataba de un personaje gracioso, y acá debe ser dramático, pero a veces la cosa chirria un poco. Donde mejor funciona es en una escena de pasajera complicidad con el médico frente a la nieta insoportable, y en el diálogo de reencuentro con el ex amigo que encarna Emilio Disi. Uno confiesa su error con definiciones de González Castillo y Luis César Amadori ("envidia que me condena a vivir con esta pena, porque no hay mayor dolor que la envidia por amor") y el otro justifica su vida y su amargura con fragmentos del olvidado "Consejo de oro", de Arquímedes Arci: "fui creciendo a la bartola y en mis años juveniles agarré por el camino que mejor me pareció (...) y el mejor de mis amigos cuando pudo me vendió.

Es elogiable el conocimiento y empleo de textos hermosos, varios de los 30, dignos de alguna obra de Alejandro Dolina en sus mejores tiempos. Lástima que esto no disimule varios desaciertos argumentales más tolerables en el teatro que en el cine, sobre todo en las escenas evocativas de los años 1945, 1955 y 1976 (y por suerte los autores evitaron casi todas las referencias politicas). Tampoco conviene sacar cuentas acerca de la edad de los personajes en cada época. Mejor sería sacar a bailar a alguna de las muchachas que van a las tanguerías, como hace el guionista y codirector de la obra Oliver Kolker, en el rol de "Ciempies joven". El otro director es Hernán Findling, que rima con crowdfunding. En la pista, Carlos Copello, Chicho Frumboli, Juana Sepúlveda, Silvina Valz y otras jóvenes glorias. "Fermin. Tango glories", casualmente, se llama la película en el mercado norteamericano.