Feliz día de tu muerte

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

ADOLESCENTES QUE SE (NOS) DIVIERTEN

Hubo un momento, hace diez años, en el que algún inescrupuloso productor de Hollywood decidió llevar al cine una serie de novelitas de vampiros inexpresiva y conservadora, hablamos de Crepúsculo y sus secuelas. Su éxito rotundo generó la oleada de adaptaciones de estas novelas juveniles que tienen (salvo excepciones) un poco el mismo molde e intención: historias diseñadas para venderle a niños grandes la ilusión de identidad individual y la moral de los años 50. A través del cine convertimos a los adolescentes en proto-suicidas adictos a los teléfonos, gente apesadumbrada que cree que Harry Potter es importante y entretiene, o que piensan que la comedia es una pavada como los fans de Marvel. Lejos estamos de aquel cine adolescente ligero y medio grasa de los 80 y 90: los slasher y los slasher post-Scream; y las comedias como Porky’s, Fin de semana de locura o American Pie. Por suerte Feliz día para tu muerte llegó para rescatar un poco de aquella ligereza.

En todos lados, incluso dentro de la misma película, vamos a escuchar que Feliz día para tu muerte se inspira en la estructura de Hechizo del tiempo, también conocida como El día de la marmota (Groundhog day), aquella comedia con la versión divertida de Bill Murray. Es cierto, ambas nos cuentan que el o la protagonista están condenados a repetir el mismo día hasta que, suponemos, resuelva alguna especie de lógica universal que restablezca el curso del tiempo. De todas maneras creo que es más útil compararla brevemente con una pésima película contemporánea, una adaptación de una novela juvenil llamada Si no despierto.

Básicamente Feliz día para tu muerte y Si no despierto son la misma película: más o menos la trama de El día de la marmota. La diferencia es el tono y la autoconciencia, lo que termina definiendo cuál de las dos es una desfachatada comedia adolescente con slasher incluido a puro ritmo, gracia y buenos chistes; y cuál una pesada alegoría moral repleta de personajes planos que nos somete a una serie de estupideces de guión para que todo cierre con un poco de coherencia. Es fácil adivinar cuál es cuál.

Sin ser perfecta, Feliz día de tu muerte transita al filo del cinismo con soltura. La preocupación del director Chirstopher Landon para hacer que su película entretenga todo lo que se pueda es encomiable, pero nunca esquiva la oportunidad de alguna escena emotiva que permita desarrollar más algún personaje y que a nosotros nos permita desarrollar cierta empatía.

Salvando las distancia, Feliz día de tu muerte es una especie de Scream melancólica, y a diferencia de la película de Wes Craven que nos informaba cómo era el estado del cine para adolescentes de aquel momento, más bien anhela un cine joven y despreocupado, no que olvide todo lo que se viene haciendo o pasando, pero sí que lo absorba y siga adelante. Quizás estemos exagerando pero eso es lo que pasa cuando las películas se disfrutan y la Feliz día de tu muerte es una película para disfrutar.