Fantasma vuelve al pueblo

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Hace apenas una semana se estrenó Selva, una película rodada en Puerto Esperanza y Wanda, dos localidades de Misiones. Ahora llega a la cartelera local Fantasma vuelve al pueblo, otra producción filmada en escenarios de esa provincia del litoral argentino gracias al apoyo del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones (IAAvIM), que funciona hace ya seis años.

En este caso se trata de una comedia asordinada y poco convencional, protagonizada por un personaje frío, introvertido y sumido en una etapa de confusión personal (encarnado con eficacia por el uruguayo Alfonso Tort, ideal para este tipo de perfiles), que empieza a profundizarse cuando llega a pasar las fiestas de fin de año al pequeño pueblo donde nació y creció, un lugar donde manda la rutina y se reproducen -a escala reducida, naturalmente- las miserias e inequidades de cualquier gran urbe.

Un disparador de la trama completamente pedestre -la tarea de conseguir un cerdo para faenar- termina transformándose en una línea argumental importante en esta historia nutrida de alegorías que funcionan debajo de una superficie de presunta ligereza.

Una de las curiosidades de la película es la participación -en un rol importante- de Juan Román Diosque, músico tucumano que es desde hace años una figura destacada de la escena del pop independiente argentino.