Familia para armar

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Los lazos de sangre, vistos a través de una mirada realista

En un antiguo y casi destartalado hotel de Valeria del Mar viven Ernesto, un casi cincuentón duro y estricto; Elisa, su madre, callada e introvertida, y su hermana Betina, una muchacha que desea gozar de su juventud. La vida rutinaria de esa familia dueña del hospedaje se verá de pronto interrumpida con la llegada desde Buenos Aires de Julia, la hija de Ernesto, que tras ocho años de ausencia procura reclamar el amor paterno. Pero ambos esconden secretos trascendentes que no están dispuestos a develar y que entorpecen la relación de esos seres que se mueven en un micromundo en el que las miradas sutiles suplen a las palabras y la cotidianidad parece ser ya un sello que los marca a cada minuto.

En busca del mutuo reconocimiento entre Ernesto y Julia, esa familia recorre una senda tan dramática como disparatada que concluirá con un final inesperado. El director Edgardo González Amer, autor de varios libros en los que cuenta historias de encuentros y desencuentros, sin duda su temática preferida, logró aquí un clima casi chejoviano en el que ese grupo familiar se involucra en una serie de situaciones que retratan con patetismo y algunos rasgos de humor la necesidad de estrechar vínculos que hagan de esos seres sin presente ni futuro una unidad que les cuesta asumir.
Un elenco ideal

El realizador necesitaba un elenco que se adaptase a los caracteres de esos personajes, y así halló en Norma Aleandro, en Oscar Ferrigno, en Valeria Lorca y en Malena Sánchez los actores ideales para convencer de que esa familia en crisis transitase por los más duros y espinosos caminos de sus problematizadas existencias. El film queda así como un sólido retrato de amores y desamores y como un espejo en el que cada uno de ellos vive la existencia a su manera. Por momentos algo monótona en su trama, la historia sin embargo logra conmover por el retrato de esa familia que, sin duda, debe rearmarse para seguir existiendo. Una impecable fotografía y una música de suaves ritmos son otros valiosos elementos de esta sensible comedia dramática que se instala, con un logrado clima, en unas pobres existencias dispuestas a dejar en claro secretos bien guardados y a convencerse de que la unión entre ellos será el único elemento que los volverá a instalar en la ansiada redención.