Extramuros

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Lo que no vuelve

En Extramuros (2017) la realizadora Liv Zaretzky construye un retrato del escritor Miguel Ángel Molfino, militante preso durante la última dictadura cívica militar a quien la escritura le ayudó a sobrevivir.

De 65 años de edad, Molfino nació en Resistencia (Chaco) y es el mayor de seis hermanos. Durante los 60 cada uno de los hermanos eligió un camino militante diferente. Con la llegada de la dictadura Miguel es detenido y privado por cinco años de su libertad. Durante esos años la escritura fue la vía de escape al martirio que le tocó vivir. Al salir, intenta reconstruir todos esos escritos destruidos por sus captores. Escritos testigos de una época que como muchas personas tampoco pudieron volver.

Extramuros es un documental de cabezas parlantes, que cómo viene sucediendo casi sistemáticamente en este género, es más importante el contenido que la forma. Una sucesión de testimonios que sirven para reconstruir parte de una historia personal que también funciona como reflejo de un país. Militancia y escritura, dictadura y democracia, familia y amigos, Buenos Aires y Chaco, palabras y silencios. Tópicos que el documental explora desde el punto de vista del propio Molfino.

Con una secuencia inicial propia de un ensayo, Liv Zaretzky estructura la trama a partir de entrevistas filmadas en la actualidad recurriendo solo en algunos momentos a material de archivo o a imágenes sobreimpresas con textos del escritor. Hay más preocupación por lo qué se cuenta que por cómo se lo pone en escena. Eso hace que lo televisivo se apodere de lo cinematográfico y que por momentos se corra del eje.