Expuesta

Crítica de Diego Brodersen - Página 12

"Expuesta", sobre Andy Cherniavsky: la gran fotógrafa del rock nacional.

No hay mucha fibra cinematográfica en el documental dirigido por Eduardo Raspo, que utiliza mecanismos audiovisuales estándar con eficacia pero escasa inventiva. Lo que se cuenta, sin embargo, es sabroso y nutritivo.

Tres lustros después de que se diera a conocer en las salas argentinas Tatuado (2005), el realizador argentino Eduardo Raspo se encuentra terminando su tercer largometraje de ficción y estrena el documental Expuesta, dedicado a la vida pero, sobre todo, a la obra de Andy Cherniavsky, la gran fotógrafa del rock nacional durante las tres décadas más importantes y ricas de su historia. El concepto y ejecución de la película es directo y tradicional: es la propia homenajeada quien relata a cámara su biografía, deteniéndose en hitos y anécdotas, placeres y dolores, todo ello ilustrado por imágenes icónicas y también las otras, las inéditas. El comienzo es íntimo: la relación de la joven con su padre, el productor cultural Daniel Cherniavsky, director del recordado Centro de Artes y Ciencias de Buenos Aires, y su madre psicóloga, con quienes mantuvo una relación al mismo tiempo cercana y distante, por razones diversas y algunas veces dolorosas.

“Así fue como Charly García se vino a vivir a mi departamento”, rememora en cierto momento, mostrando una de las pocas imágenes en conjunto de ambos, tomada a mediados de los 70, los dos sentados en el piso rodeados de plantas y almohadones. Andy tomaría miles de fotografías del músico, junto a sus colegas de Serú Girán y en solitario, desde la célebre imagen raquítica que luego ilustraría la tapa del disco de Fito Paez “Rock and Roll Revolution” hasta el Charly plateado de la portada de la Rolling Stone número 15.

Gran parte de Expuesta está dedicada a la narración de la propia Andy de la evolución de su carrera, con paradas dedicadas a cada uno de los músicos que posaron consciente o inconscientemente para el lente de la cámara: Charly y Fito, claro, pero también Soda Stereo, Los Twist, Celeste Carballo, Los abuelos de la nada, Mercedes Sosa, los Redondos, Sumo y las firmas siguen hasta el infinito. Parada frente a una enorme mesa, rodeada de copias positivas en papel y contactos, la memoria no falla y las anécdotas cobran vida.

Si al film de Raspo le falta música –casos y cosas de los derechos, que muchas veces se transforman en un problema insalvable–, definitivamente no ocurre lo mismo con las imágenes. El film cierra con la exposición “Los ángeles de Charly”, realizado hace algunos años junto a sus compañeras fotógrafas Nora Lezano e Hilda Lizarazu. Pero esa es apenas la punta del iceberg de un acervo fotográfico de valor incalculable. En medio del recuerdo de los viajes para cubrir recitales en el interior del país, la visita a camerinos de músicos amantes del secretismo y el relato de los vaivenes políticos que atravesaron el país, surge la narración de una mujer que se abrió camino en un universo –el del rock– ostensible y ostentosamente masculino. No hay mucha fibra cinematográfica en Expuesta, que utiliza mecanismos audiovisuales estándar con eficacia pero escasa inventiva. Lo que se cuenta, sin embargo, es sabroso y nutritivo.