Ex casados

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

Sonia (Jorgelina Aruzzi) y Roberto (Roberto Moldavsky) son un matrimonio en descomposición. Roberto, un exitoso publicista y director cinematográfico es la encarnación de casi todo lo que las corrientes feministas repudian: es machista, soberbio, sobrador, adúltero, mentiroso y vano. En su relación con su esposa de manera continua la desdeña, desvaloriza su trabajo de fotógrafa profesional tratándola como una amateur, la crítica por cualquier nimiedad y la culpabiliza de todos sus problemas. Sonia no se queda atrás en su airada reacción, harta de un comportamiento que se arrastra desde hace años y que hace que a esta altura el vínculo ya no pueda sostenerse. El permanente combate verbal entre ambos tiene un fin previsible y seguramente el más saludable: la separación. Un par de años después, en plena negociación para la separación de bienes, Roberto sufre un accidente del cual Sonia es en buena parte responsable. En su convalecencia Roberto necesita quien lo cuide y será paradójicamente su ex quien tenga que hacerse cargo de la tarea, forzando una nueva convivencia. Este escenario desata una serie de situaciones incómodas y explosivas y es la oportunidad para seguir renovando el conflicto pero también para que resurjan otros sentimientos.

Dentro de una filmografía bastante ecléctica que incluye entre otras muestras Desmadre, fragmentos de una relación (2017) un interesante y muy fresco documental en primera persona, Ex casados es de alguna manera un regreso de Sabrina Farji a la comedia romántica en la que había incursionado en su primer largometraje Cuando ella saltó (2007) ahora con protagonistas de más edad, de otra clase y con una apuesta estética diferente. Roberto y Sonia son un matrimonio de mediana edad (aunque a esta altura el término mediana edad debería revisarse), de clase acomodada, que viven en un lujoso departamento, van a exclusivos restaurantes y en la separación de bienes tienen para dividir unas cuantas propiedades entre las que se cuentan la Productora que él comparte con su socio y unos viñedos que ambos poseen en La Rioja y que van terminar visitando en el último tramo de la película como para que esta se de en un entorno idílico.

Este deambular de los protagonistas del film por ambientes lujosos y presuntamente sofisticados y al final una incursión en el paisajismo turístico, le dan al film una impronta publicitaria que puede ser coherente con la profesión de Roberto, pero que también lo vuelve más artificial y lo emparentan con un tipo de comedia romántica convencional, de una estética demasiado transitada que le debe más a la televisión y a un cine de hace dos o tres décadas.

Eso no quiere decir que como comedia Ex casados no funcione. El film se deja ver con cierta gracia y liviandad, los diálogos escritos por Farji y Daniel Guebel son filosos e ingeniosos y el reparto hace lo suyo con efectividad. Se trata, eso sí, de una comedia romántica de manual, sin riesgo y con unos cuantos elementos reconocibles y repetidos como para entrar en la categoría de clichés: Al separarse Roberto se pone de novio con una actriz joven y frívola mientras Sonia hace lo propio con el abogado que le lleva la causa de los bienes y que también es más joven que ella, los personajes son en su mayoría unidimensionales, de lo cual la actriz superficial interpretada por Liz Solari todo el tiempo enganchada a las redes sociales y al exhibicionismo mediático es el ejemplo más evidente. Y no, no se trata de un comentario irónico sobre los lugares comunes del género, son lugares comunes nomas. La ironía está ausente.

Este tratamiento no haría tanto ruido sino fuera porque además contrasta con otras intenciones para el film que pretenden hacerlo entrar en un contexto contemporáneo, incluyendo las corrientes de empoderamiento femenino y el cuestionamiento de una masculinidad tóxica que el relato explicita. Roberto es un macho de los de antes (un machirulo para el caso), que desvaloriza a las mujeres a quien ve como objetos de su satisfacción personal hasta que Sonia se harta de él y se libra de su opresión y destrato. En algún momento, viendo que su comportamiento no le ha traído muchos beneficios, Roberto pretenderá deconstruirse, aunque no sepa ni cómo eso se pronuncia. Pero esta inclusión en el film de elementos contemporáneos es solo declarada. Su modernidad es temática pero en un planteo añejo tirando a rancio. Ahí está su paradoja, en lo temático quiere ser actual, en lo formal atrasa.

EX CASADOS
Ex casados. Argentina, 2021.
Dirección: Sabrina Farji. Intérpretes: Jorgelina Aruzzi, Roberto Moldavsky, Celina Font, Martín Campilongo, Michel Noher, Liz Solari, Gabriel Corrado. Guión: Sabrina Farji, Daniel Guebel. Fotografía: Hugo Colace. Música: Gustavo Pomeranec. Edición: Jimena Garcia Molt. Sonido: Mariana Delgado. Dirección de Arte: Augusto Latorraca. Producción Ejecutiva: Maria Vacas. Duración: 98 minutos.