Evil dead: el despertar

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Con el correr de las décadas, “Evil Dead” fue cimentando su legado y poblando su universo de secuelas que constituyen el mítico cuerpo de una de las creaciones cinematográficas más preponderantes en la historia del cine de terror. Títulos como “Posesión Infernal”, “Terroríficamente Muertos” y “Ejército de Tinieblas” hicieron la delicia de una horda de fans ávidos de incesantes baños de sangre, quienes conservan en un lugar especial de la memoria cinéfila al mítico Bruce Campbell, en el papel de Ash. En 2013, en busca de su enésimo resurgir, el realizador Fede Álvarez reelaboró, a ojos de las nuevas generaciones, el concepto de la trilogía original de Sam Raimi, estrenadas en 1981, 1987 y 1992, respectivamente.

El sentido lúdico de maridar comedia con horror, de modo salvaje y brutal, hizo un auténtico culto de esta clase de films de explotaition dentro del cine de terror. Años después, cómics y videojuegos se revelaron como nuevas formas de vida para este referente popular. El summum de lo sanguinario nacido del misterio que hospedaba una cabaña en medio del bosque, y que se traslada, para su reciente estreno en salas, a un apartamento emplazado en un decadente edificio sito en un marginal barrio urbano. Un libro secular trae consigo la maldición: el ángel caído invade cuerpos y utiliza armas de tortura en igual medida que epítetos bastante ocurrentes para atormentar y persuadir. La piedad se ausenta de la suerte que correrán inocentes niños que integran un núcleo familiar con absoluta ausencia paternal.

El propio Raimi funge como productor ejecutivo, legando la tarea de director al irlandés Lee Cronin (autor del cortometraje “Ghost Train”), para esta flamante continuación de la saga, originalmente pensada para plataformas de streaming y producida por Warner Bros. No existe mejor lugar que la gran pantalla para disfrutar de suculentos homenajes a clásicos del cine de terror, y es de apreciar el buen gusto a la hora de recurrir a un trabajo analógico del maquillaje y sus efectos especiales correspondientes. Una estética cuidadísima, refinada y funcional, se aleja del realismo para contemplar la locura que estalla en pantalla ante nuestros ojos, sin pudor alguno. Orgiástica y endemoniada fiesta para los incondicionales de esta variante genérica que no cesa en encontrar una vuelta de tuerca más a la hora de atraparnos. No despojada de clichés y elementos random propios del tipo de impacto que vamos a buscar, “Evil Dead: El Despertar” sabe bien cómo utilizar el aspecto claustrofóbico que ahoga las esperanzas de salir con vida del edificio a esta familia.

Cronin se muestra como en experto en narrar la descomunal pesadilla: una variada lección de lentes, angulaciones y perspectivas en cada plano vuelven al film impecable, inventivo y atractivo desde lo visual, mientras dos apartados técnicos como música incidental y edición de sonido resultan pilares fundamentales para conseguir el principal cometido de abrazar lo excéntrico al alcance de la mano y lo exageradamente descabellado. La devastación satánica desencadena la barbarie en modo ultra gore y no discrimina lazos sanguíneos. Peca de ambiciosa a su desenlace y un desaforado reguero de vísceras nos acaba bañando, apretujados a la butaca y debatiéndonos entre la carcajada y el escalofrío.