Eternals

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Los Eternals llegan al cine con un ensañamiento negativo de cierto sector de la prensa que se siente exagerado. Aunque como propuesta cinematográfica y adaptación del cómic resulta decepcionante, tampoco es la peor película de la franquicia.

En el pasado vimos situaciones parecidas donde los proyectos quedaron a cargo de realizadores talentosos que sobresalen en otro tipo de cine, pero después no consiguen conectarse con los contenidos de las historietas.

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos es probablemente una de las mejores películas que surgieron a comienzos del siglo 21 y nadie puede cuestionar que Michael Gondry es un gran director, sin embargo cuando le tocó adaptar El avispón verde hizo un desastre. En ese caso también le jugó en contra el horrendo guión de Seth Rogen.

Con este estreno sucede algo similar. Mientras Marvel siga con esta actitud pretenciosa de delegar las películas en directores aclamados del cine independiente que no tienen ninguna empatía por el género de superhéroes vamos a tener más películas como los Eternals.

A veces puede salir bien como ocurrió en Black Panther, donde Ryan Coogler se conectó con el personaje y el mundo de fantasía que ofrecía, pero son ejemplos que tienden a ser excepciones.

En el caso de Chloe Zhao, quien viene de ganar el Oscar por Nomadland, creo que ella tuvo la intención de aportar algo diferente (y por momentos lo consigue) pero la dimensión ambiciosa de esta propuesta la superó y la película se le fue de las manos.

Tampoco ayudó que tuviera un equipo de ineptos a cargo del guión como Patrick Burleigh, cuyo mayor mérito fue Peter Rabbit 2 y los hermanos Firpo, una dupla de realizadores de cortos institucionales para UNICEF.

Pese a todo, Eternals cuenta con algunas cualidades que sería injusto no resaltar porque tampoco todo es un desastre como lo pintan las críticas más negativas.

En principio cabe destacar que se trata de la primera película del MCU que hace el esfuerzo por despegarse de la fórmula comercial del estudio y ese es un mérito que hay que reconocerle a Zhao. Desde las secuencias iniciales el tono del relato es mucho más serio de lo que estamos acostumbrados a ver en esta franquicia y toma el riesgo de introducir a los personajes de un modo diferente.

En lo referido a los aspectos visuales sobresale también el diseño de producción que ofrece una muy buena ambientación en escenarios de diversas culturas. Por otra parte, el humor quedó relegado a un plano secundario y aunque ningún chiste resulta desopilante ese contenido nunca llega a ser una molestia.

La trama está inspirada por las versiones más actuales de los Eternals en los cómics y consigue establecer algunas cuestiones filosóficas que son interesantes. De no ser por alguna mención a un par de supehéroes conocidos, el primer acto prácticamente no parece un film de Marvel y eso es muy positivo porque esta saga necesitaba un poco de aire fresco.

Lamentablemente el interés que podía despertar este espectáculo enseguida se desinfla con la ejecución de los conceptos establecidos y en esta cuestión sobresale el problema del guión. La película de Zhao intenta abarcar tantas cosas a la vez que el resultado final termina siendo caótico, ya que se introduce la compleja mitología de los personajes, la presentación del reparto, las temáticas de diversidad y un conflicto central que no despierta demasiada emoción.

No había ninguna necesidad que la película de los Eternals tuviera diez personajes centrales. Podrían haber comenzado con cuatro o cinco miembros del grupo para introducirlos de a poco y con el paso del tiempo sumar al resto.

Angelina Jolie, por ejemplo, está excelente en el rol de Athena pero apenas se la puede disfrutar debido a que la narración salta de un personaje a otro y a esto se le suma los numerosos flashbacks de exposición que transcurren en diversos períodos de la historia humana.

En cuanto al rol de los villanos la labor de los guionistas es bochornosa y califica entre lo peor del MCU.

Los Deviants, que en el cómic representan una interesante raza alienígena con una agenda particular en la Tierra, en la película terminaron convertidos en bichos rechazados de un casting de Jurassic Park con un paupérrimo CGI.

La directora Zhao tampoco presenta grandes ideas a la hora de plasmar el concepto de los Eternals en un espectáculo visual atractivo. Más allá de sus redundantes escenas con la puesta del sol al atardecer, el tratamiento de la acción y la fantasía es terriblemente insípido y se nota su desconexión absoluta con este género.

En cuanto al contenido de inclusión y diversidad que tanto promociona el estudio, la verdad es que el tratamiento de esta cuestión es irregular. Después de 20 películas donde jamás les importó abordar estas cuestiones ahora de la nada usaron a los Eternals como chivos expiatorios para lavar culpas.

Bievenida sea la diversidad al MCU pero hay que trabajarla con más honestidad para que no se sienta un golpe marketinero.

El personaje de Phastos, que ahora es representado como un hombre gay, dentro de todo quedó bien parado al tener un mínimo desarrollo que nos permite conocer su vida familiar.

Un caso diferente lo encontramos en el rol de Makkari, a cargo de la actriz sorda Lauren Riddof, quien es tratada como un objetivo decorativo que aparece en las pocas secuencias de acción.

Al margen de recordarnos que la heroína superveloz tiene más dignidad que el Flash de Ezra Miller, la condición de su sordera queda como un burdo casillero que los productores completaron en la planilla de diversidad.

Nunca le dan un lugar para destacarse ni se desarrolla su historia, en parte por esta cuestión que mencioné sobre el exceso de personajes que impide tener una introducción correcta del grupo.

En definitiva los Eternals dejan el sabor amargo de contar con una ejecución insípida que no despierta ningún entusiasmo por esta fase del MCU.

Por cierto, el film cuenta con dos escenas post-créditos intrascendentes que podrán ser más apreciadas por los lectores de cómics, ya que el resto del público no entenderá absolutamente nada.