Estafadoras de Wall Street

Crítica de María Fernanda Mugica - La Nación

Estafadoras de Wall Street no es una "película de strippers" pensada para seducir a cierto público con bailes sensuales y planos detalles de cuerpos femeninos sino un film actual, consciente de los movimientos feministas de los últimos años y con la crisis económica de 2008 como mochila. Acá la rabia contra el machismo y el puro desencanto con el capitalismo se asoman detrás de los cuerpos con poca ropa y bastante brillantina.

Con una historia real como material de base -narrada en una nota de la revista New York-, Lorene Scafaria escribió y dirigió esta película sobre un grupo de strippers que encontraron una forma "creativa" de robarle dinero a los hombres de Wall Street que se encontraban entre su más fiel clientela.

"Estos tipos de Wall Street. les robaron a todos", dice Ramona, para justificar su lógica de ladrón que roba a ladrón. Ella es la "stripper alfa", la jefa de la banda, una figura materna o de hermana mayor para Destiny, el personaje interpretado por Constance Wu (Locamente millonarios). Se trata del papel perfecto para Jennifer Lopez, quien siempre fue mejor diva pop que actriz pero encontró en las cualidades y las contradicciones de Ramona el rango exacto en el que moverse, ofreciendo la mejor interpretación de su carrera y posicionándose como una posible nominada al Oscar.

La guionista y directora camina con seguridad por la finísima línea que el tema de la película impone y nunca da un paso en falso. Estafadoras de Wall Street es todo lo divertida, sexy y llena de drama que una historia como ésta promete, sin que eso sea todo lo que tiene para ofrecer. Scafaria va más allá de la anécdota criminal, el neón y los tacos altísimos para revelar una historia de un grupo de mujeres que forman la familia que no tuvieron o perdieron. Entre bailes del caño, alcohol y robos de tarjetas de crédito, hay charlas sobre la vida y reuniones con hijos y abuelas. El film profundiza en su retrato de estas mujeres como personas que cometen graves errores pero tienen un gran sentido de solidaridad y lealtad.

Algún día no será importante subrayar que una película de Hollywood -aunque sea de presupuesto menor como ésta- tiene a una mujer como guionista y directora pero todavía vale la pena notar lo que eso implica. En Estafadoras de Wall Street hay una mirada femenina sobre una historia femenina, lo cual influye en el tipo de humor, en el retrato de la amistad entre los personajes y en la forma en la que se filma a los cuerpos de las mujeres. Claro que el valor del trabajo de Scafaria no reside en su género sino en que tiene una mirada particular sobre el mundo y las herramientas creativas para plasmarlo en la pantalla. Pero con ver la escena en la que Ramona envuelve a Destiny en su enorme tapado de piel, dándole una protección que no es sólo del frío, basta para darse cuenta de lo novedosa que resulta otra mirada sobre personajes que fueron presentados como estereotipos mil veces antes.