¡Está vivo!

Crítica de Diego Lerer - Clarín

El bebé ataca de nuevo

Flojísima remake de un filme de terror clase B de los años ´70.

No se trataba de un clásico a la manera de El exorcista o La masacre de Texas, pero para muchos fanáticos del cine de clase B, Está vivo (It's Alive!), de Larry Cohen, es uno de esos filmes de culto de los años '70 que permanecen en la memoria como un recuerdo simpático. De hecho, el filme tuvo bastante éxito y deparó dos secuelas.

Ahora, como tantos otros filmes de terror de esa época, Está vivo tuvo su actualización y remake. El guión sigue siendo muy similar -en los créditos figura el mítico e inagotable Cohen- y, más allá de algunas actualizaciones y cambios de motivación, la historia es la misma.

Una chica embarazada (Bijou "voz de helio" Phillips) y su novio (James Murray) se mudan juntos, y la panza de ella comienza a crecer desmedidamente. Ya en el parto quedaba claro que lo que había dentro no era un bebé convencional: sólo al salir del vientre liquida a todos en la sala de partos. Menos a la madre, claro, a la que defiende, literalmente, con uñas y dientes.

Con un hambre que lo hace devorar animalitos domésticos, luego otros más grandes para terminar con policías, familiares, amigos y vecinos, el bebé en cuestión se transforma en un enemigo público, si bien nadie sospecha de él por motivos obvios.

Como en la original, la película tiene el buen tino de dejar las carnicerías del niñito fuera de campo (se intuye el peligro y luego se ven las consecuencias), pero uno supone que es más por falta de dinero para efectos especiales que por una cuestión de buen gusto o de discreción.

Está vivo es un filme de terror muy menor: mal actuado, peor filmado, casi sin suspenso. Por suerte apenas dura 80 minutos.