Espías a escondidas

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Otra de espías, pero esta vez animada y nada menos que por los estudios BlueSky, que dieron esas pequeñas maravillas que se llamaron "La Era del Hielo" y "Río". El protagonista estrella es Lance Sterling, algo así como un James Bond, de porte elegante y trajes a medida, capaz de ser el discreto del grupo para enterarse de los mayores secretos. Eso sí, develada su identidad, un demonio capaz de practicar una llave imprevisible y dar con el enemigo en el suelo. Por supuesto que este superagente va a tener que enfrentarse con el maléfico de siempre, que se quiere apoderar del mundo y como hoy nada se gana sin tecnología necesitará el compañero que suplante su poco entrenamiento en el mundo digital.

El astro proveedor será un adolescente brillante y simpático, Walter Beckett (Toma Holland), que hará lo imposible por ganarse su atención y de alguna manera ser el futuro benefactor de su red de inventos vinculados con la seguridad.

Así se inicia la colaboración entre dos seres totalmente opuestos que se necesitan. Pero algo ocurre en medio de los artilugios digitales creados por el joven genio para la seguridad personal y Lance Sterling, por la ingesta de un brebaje de los alambiques de Beckett, muta en paloma de espesas cejas negras, única herencia humana visible que recuerda al desaparecido espía.

Lo que vendrá, más allá de los enfrentamientos clásicos del género, será la contraposición de valores, los pacíficos de Beckett y los belicosos de Lance Sterling. Sin embargo, el adolescente del MIT intentará, con sus ideales pacifistas, que la violencia sea menor y hasta la yakuza sea controlada con menos agresividad.

El resto es la acción que supone una película de espías en el arduo proceso de intentar apropiarse de la Tierra, con el clásico desafío entre rivales y la particularidad de un Sterling convertido en paloma y dotado de todas sus ventajas, velocidad supersónica, agudeza visual, que supera a cualquier enemigo que se le enfrenta.

Basada libremente en "Paloma imposible", un cortometraje de Lucas Martel, "Espías a escondidas" es un entretenimiento tradicional, de liviana creatividad, pero de un humor agudo que, como los clásicos del género, entretiene y revela un cuidado diseño formal.