Eso que llaman amor

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

Irreconciliables diferencias

El guión pinta las relaciones de pareja con roles esquemáticos. Las actuaciones son flojas y los diálogos, inviables.

Eso que llaman amor, primer largometraje de ficción de Victoria Miranda, intenta ser una pintura de las relaciones de pareja actuales a través de las historias de amor (o, más bien, desamor) de tres mujeres, con una estructura coral que hace que las protagonistas coincidan fugazmente en dos lugares y que las tres historias tengan personajes en común.

El principal inconveniente de la película es un guión -escrito por la propia directora- que pinta tanto a mujeres como a hombres esquemáticamente y con modelos antiguos. A grandes rasgos, las mujeres son celosas, emocionalmente dependientes, aniñadas, insatisfechas, y los hombres son infieles, descomprometidos, volátiles. Así las cosas, es inevitable que la mayor parte de las escenas tengan un mismo tono crispado, con repetidas discusiones a los gritos que no conducen a ninguna parte.

Las flojas actuaciones contribuyen a hacer aún menos viables esos diálogos y esas situaciones que recuerdan a la peores ficciones televisivas de producción nacional. Apenas en algunos pasajes, Laura Cymer (surgida en Magazine For Fai, actualmente es sor Diana en Esperanza mía) consigue sacar la cuestión a flote gracias a sus dotes para la comedia. Pero no alcanza.