Ese fin de semana

Crítica de Nicolás Pratto - Funcinema

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“Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”. Prácticamente ese verso de Gardel define la ópera prima de Mara Pescio, Ese fin de semana, un slice of life sobre relaciones y ausencias entre madre e hija.

Julia (Miss Bolivia), es una cantante de bar con relativo éxito en Brasil. Aunque su presente se encuentre allí, el recuerdo de no ver a su hija hace años y una deuda importante de dinero, le hacen cruzar la frontera hacia Misiones para encontrarse con Clara y un barrio no a gusto con su regreso.

Una madre que no es, que quiere serlo, frente a una hija adolescente ya con sus propias inquietudes como formar una banda y su novia. La película de Pescio no buscar trazar una figura maternal en Julia, quien intenta sobrevivir con su música y, cuando es el caso, roba con naturalidad y sin culpa. Observa a sus personajes, dónde viven, haciendo del film una experiencia contemplativa en demasía. El silencio y la ausencia se extienden en varias escenas, aunque hacia el final logra ser intimista.

“Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar”. Ese fin de semana es el alto en Julia, un verso, un tema al que vuelve para luego continuar.