Escuela normal

Crítica de Juan Carlos Fontana - La Prensa

Una mirada esperanzada al futuro

Si bien "Escuela normal" es un documental, el guión de Murga y Juan Villegas, muestra una acertada preocupación por "incluir", elementos que hacen también al cine de ficción.

Con mirada minuciosa, detallista, de gran observadora y de quién sabe lo que quiere contar, Celina Murga filmó su tercera película, en la Escuela normal, en que se formó, ubicada en la ciudad que nació, Paraná, en Entre Ríos.
Si bien "Escuela normal" es un documental, el guión de Murga y Juan Villegas, muestra una acertada preocupación por "incluir", elementos que hacen también al cine de ficción. Ese hilo conductor que ayuda a evolucionar la historia, que por decirlo de algún modo, "ordena" esa anarquía que a veces de produce en la institución, cuando faltan los profesores, se rompe algo, o hay que resolver problemas de conducta, está representado por Macacha (Adelaida Pastorini), la jefa de preceptores de la escuela.

CON EQUILIBRIO
Es Macacha quien siempre con santa paciencia ayuda a superar obstáculos, a afrontar inconvenientes y es la que habitualmente tiene una solución que pone un equilibrio entre las necesidades del alumno y la escuela, a la que ella pertenece y representa de cuerpo y alma.
"Escuela normal" está filmada en Paraná y la mayoría de sus escenas suceden en el interior de la escuela, en sus aulas, en sus pasillos, en el salón de actos.
Celina Murga registra lo que ocurre en las clases, en los ratos libres, en las discusiones de los dos grupos que se postulan a ser elegidos para representar a los educandos, a través del Centro de estudiantes de la escuela y en la preparación de un acto.
Ella capta la intimidad de esos jóvenes, que aportan y defienden sus propios pensamientos, respecto de la Constitución Nacional, su futuro, o los cambios que deberán afrontar.

VIVIR EN DEMOCRACIA
Celina Murga mantiene una preocupación constante: intentar ser objetiva y mostrar lo que piensan, dicen y hacen esos chicos y chicas de la escuela y como en su accionar van aprendiendo, incluso a través de los propios errores, lo que es vivir en libertad, en democracia.
Con inteligencia, con originalidad, Celina Murga, parece no olvidarse de nada y va mechando situaciones que hacen al presente, el futuro y al pasado de la escuela. El pasado está representado con tierno humor, a través de una reunión de ex maestras, que le hacen un homenaje a Sarita Goncebitt de Conalens, una de las educadoras que se desempeñó a fines de la década de 1920, en la escuela creada por Sarmiento y que comenzó a funcionar en 1871.
Un futuro optimista, comprometido, en el que además de la escuela también es esencial que el alumno cuente con el apoyo de la familia, es lo que muestra este documental de Celina Murga, ya un referente esencial del cine argentino.