Escribir en el aire

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

La danza y el cine

Un viaje por el universo creativo del prestigioso coreógrafo argentino Oscar Araiz es la original propuesta de Paula de Luque en Escribir en el aire (2019), una fábula cinematográfica, según su propia definición.

Oscar Araiz, uno de los precursores de la danza contemporánea en el país, creador del Ballet del Teatro San Martín, director del Ballet Estable del Teatro Colón, de la Danse del Grand Théâtre de Genève, Suiza, del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín y de Danza del Teatro Argentino de La Plata, recibió numerosos premios, entre ellos el Konex de Brillante, pero esta es la primera vez en que el cine se posa sobre su figura.

Escribir en el aire no es un documental ni una ficción, tampoco una videodanza ni un documental ficcionado, es un hibrido que conjuga todas esas disciplinas artísticas para dar origen a una obra que funciona como el reflejo más puro del objeto retratado, en este caso Oscar Araiz.

De Luque, también bailarina, se introduce en el mundo de Araiz, en su vida y su obra. Lo vemos en su etapa creativa, en charlas con amigos pero sin que nada sea casual sino que todo responde a una puesta en escena deliberada, en Escribir en el aire todo es verdad pero también mentira. Mientras el retrato toma forma en paralelo somos testigos a una puesta coreográfica que funciona como un espejo de lo que se cuenta.

La poesía hecha danza, el cine hecho poesía y el arte en su estado más genuino dan como resultado una obra conceptual que le escapa a los encasillamientos que rigen al cine y a la danza contemporáneos.