Escribiendo de amor

Crítica de Nicolás Viademonte - Función Agotada

El rey de la comedia (romántica)

Uno de los géneros más reconocibles del cine es la comedia romántica. La mayoría de las películas encasilladas dentro de esa clasificación cinematográfica poseen una estructura bastante sencilla de identificar; y Marc Lawrence (realizador con buena trayectoria en el género) conoce a la perfección las teclas que tiene que apretar para que su nueva película, Escribiendo de Amor (The Rewrite), sea una feliz propuesta sobre el amor y las segundas oportunidades.

El crack de Hugh Grant es Keith Michaels, un guionista “one hit wonder” que no pudo repetir en su carrera el éxito que ganó con su premiada primer película. En la bancarrota y totalmente frustrado decide tomar un empleo como profesor en una ignota universidad pública ubicada al norte de Nueva York. Allí empezará a dictar clases con un significativo desgano hasta que se dará cuenta que enseñar no le resulta tan desagradable como pensaba al comienzo.

Hay reflejos de la querible Letra y Música (Music and Lyrics, 2007) en Escribiendo de Amor, más allá de las obvias figuras de Grant como protagonista y Lawrence como realizador. Lawrence sitúa nuevamente en el centro de la cuestión a un hombre inmaduro tan desubicado como simpático, que vive de las mieles de un éxito pasado, a trabajar en una ocupación indeseada para encontrar la tan mentada redención. También está presente la contraparte femenina, que será fundamental a la hora de apuntalar, enseñar y acompañar en el proceso de cambio a nuestro actor. Tal como hace la encantadora Drew Barrymore en Letra y Música. Es como si el querido Alex Fletcher (rol de Grant en el film del 2007) se hubiese dedicado a escribir guiones en vez de bailar revoleando su cadera al ritmo del pop de los 80’s.

Hugh Grant es uno de los máximos exponentes de la comedia romántica.
Más allá de los puntos de contacto con el segundo opus de Lawrence, Escribiendo de Amor posee en su haber muchas características que la hacen única. Sus agudas referencias sobre la actualidad del mercado cinematográfico, sus múltiples subtramas que enriquecen y elevan a la trama principal y sus vertiginosos diálogos que recuerdan a las mejores screwball comedy; la distancian de aquel film con Grant y Barrymore y la convierten en una muy buena película con cuerpo y vuelo propio.

Hugh Grant es uno de los máximos exponentes de la comedia romántica y bien ganado tiene ese lugar. El descaro, la simpatía, la admirable capacidad para reírse de sí mismo (y sino vean la escena de apertura de Letra y Música) y especialmente el carisma que destila cada vez que pasa por delante de la cámara; representan solamente algunas de las armas que pone el rey de la comedia (romántica) en función de Escribiendo de Amor. De partenaire está Marisa Tomei, la bellísima actriz que a sus 50 primaveras sigue siendo una clase viviente de actuación clásica. Cada secuencia con Tomei (y esa sonrisa capaz de acabar con todos los males que hay en el mundo) está cargada de un encanto imposible de ignorar. Asistiendo de gran manera a la pareja protagónica se encuentran el genio de J.K. “not quite my tempo” Simmons, Allison Janney y Chris Elliott.

No hay nada más lindo que una película que te regala unas horas de felicidad absoluta. Escribiendo de Amor es nada más y nada menos que eso, una encantadora y efectiva historia sobre segundas oportunidades. Bien por la dupla Grant/Lawrence que volvió a la gran pantalla para darnos otra bella alegría.