Esclavo de Dios

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Luego de su paso por #MDQFest, llega a sala esta semana la coproducción argentino-venezolana-uruguaya, "Esclavo de Dios". Joel Novoa (su director) cuenta que en víspera del atentado a las Torres Gemelas, él debía estar en NY por trabajo, pero se enfermó y no tuvo que suspender su vuelo, lo cual evitó que estuviera en esa fecha en el área del mayor ataque terrorista a un país desarrollado en los últimos años.
Su impacto ante la noticia lo llevó a preguntarse por las razones que tienen aquellos hombres que se inmolan en actos de este tipo y eso derivó en la búsqueda de un guión que pudiera hablar de eso, en el marco de un relato más bien clásico, de suspenso. Ha habido en la historia de nuestro país, algún suceso de esta naturaleza? Por supuesto. El atentado a la AMIA, hace más de 20 año,s es un ejemplo.
Y lo cierto es que la labor de la inteligencia local nos ha aportado poco sobre él. Políticamente, incluso, es objeto de debate, aún hoy, y lo cierto es que la falta de culpables para el mismo, ofrecía a priori un terreno fértil para intentar una ficción sustentada con elementos históricos.
Novoa hizo entonces un gran proceso de investigación de fuentes con respecto a la cuestión y ajustó el guión que Fernando Butazzoni le trajo para definir un thriller de espionaje e intriga que gira sobre la historia de dos hombres enfrentados bajo distinta bandera.
Ahmed Al Hassama (Mohammed Al Khaldi) es la cédula dormida (bajo la apariencia de un confiable doctor casado y con hijo en tierras venezolanas) que despertará su líder, para preparar un ataque a gran escala en Buenos Aires (recuerden que estamos en el año 1994).
Nuestro país tiene bajos niveles de detección de este tipo de sujetos y ni siquiera el atentado a la embajada de Israel ha convocado en este recorte de tiempo, la atención especial de cuerpos locales destinados a la prevención.
David Goldeberg (Vando Villamil) es un viejo lobo de mar, agente del Mossad cuya única preocupación es la seguridad de su gente y la eliminación de aquellos líderes árabes que han generado atentados.
Es prolijo, conoce su oficio y tiene la sangra fría necesaria para llevar adelante cualquier tipo de tarea. Ahmed llegará a Buenos Aires y se unirá a otros terroristas para lanzar una serie de atentados, pero algo sucederá en la cadena de eventos que pondrá en aviso a los servicios israelíes de su actividad y eso pondrá en riesgo la operación entera.
"Esclavo de Dios" es una propuesta de género, pero que respeta parámetros históricos que conocemos (desafortunadamente), lo cual, la hace interesante a todas luces. Este es un film intenso, jugado y con muchas influencias reconocibles ("Munich", "Paradise now", etc). Al Khaldi y Villamil están muy bien en sus roles y la construcción del relato es sólida y controversial (ya verán porqué).
Los rubros técnicos brindan un soporte confiable y Novoa nunca deja de tener en claro que pretende su film: mostrar el conflicto de dos luchadores enfrentados que sintieron en carne propia perder a seres queridos a manos del enemigo . El film de Novoa, sorprende. Es de los mejores estrenos en coproducción de los últimos tiempos. No dejen de ir a verla.