Esclavo de Dios

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

1994. Por un lado, Ahmed (Mohammed Alkhaldi), una célula árabe preparado para un acto terrorista. Por otro, David (Vando Villamil), un agente de la Mossad en Argentina. Cuando se produce el atentado a la AMIA, es cuestión de tiempo antes de que Ahmed cometa un segundo atentado, que David deberá impedir.

Esclavos de Dios funciona como un thriller al estilo de los que se filmaban en los ‘70, y también remite a la obra de Paul Greengrass. Si bien nunca alcanza los niveles de genialidad de aquellos trabajos, tiene sus hallazgos (la película no toma partido ni por uno ni por otro, sino que muestra las luces y las sombras de cada bando) y un ritmo que no decae. Vando Villamil está exacto como David y el debutante Mohammed Alkhaldi no se queda atrás, ya que sabe transmitir la vulnerabilidad y humanidad del personaje...