Esclavo de Dios

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

El enemigo interior

En “Esclavo de Dios”, el director venezolano Joel Novoa Schneider se animó a tocar un tema complejo que en el cine argentino aún es una cuenta pendiente. La película —que generó polémica en Venezuela— toma como punto de partida un hecho real, el atentado contra la AMIA en 1994, y a partir de ahí construye una ficción con la hipótesis de un tercer ataque terrorista planeado para pocos días después del de la mutual israelita. La historia gira alrededor de dos personajes opuestos: un fundamentalista libanés que se inventa una vida en Venezuela y espera instrucciones para un atentado suicida y un agente argentino del Mossad que toma a título personal la guerra contra el terrorismo. Novoa no profundiza en el perfil psicológico de los protagonistas, pero su enfoque del conflicto histórico que los enfrenta es acertado y realista. Además el filme logra mantener la tensión, más allá de ciertos lugares comunes. Lo único cuestionable es el final, porque el director parece olvidarse del planteo político y sacrifica una reflexión mayor con una simple moraleja.