Escape Room 2: Reto mortal

Crítica de Nicolás Pratto - Funcinema

BIG BROTHER IS WATCHING YOU

“Desde el principio de la civilización hemos sabido que había algo cautivador en ver a los seres humanos luchando por sus vidas”. Esas son las primeras líneas de Escape Room 2: Reto mortal, secuela que continúa la pesadilla de un grupo de personas seleccionadas por la Corporación Minos con el fin de participar en un juego de escape mortal, un entretenimiento para un selecto grupo de millonarios.

Escape Room 2 continúa un hilo similar a películas como Los juegos del hambre, El juego del miedo, The Truman Show, ¿por qué no? El concepto de un público cada vez más exigente al consumo, apelando al realismo, aunque este conlleve al sufrimiento de un grupo de personas. Dirigida por Adam Robitel, en esta ocasión reúne a sobrevivientes de juegos pasados para convocarlos a un verdadero desafío donde el ingenio y el trabajo en equipo serán vitales para sobrevivir ante los diversos escenarios. Introduciendo, además, una trama en paralelo referida al arquitecto del juego y su relación con su hija, a la que tiene también en cautiverio y servirá para futuras entregas.

Estamos frente a una película entretenida, aspecto que no se debe tomar a la ligera, frente a un género que está padeciendo lo “discursivo y la buena fotografía” para ser tomado en serio, o simplemente aquellas obras que apelan al susto y el estímulo descartable. Aunque las falencias se encuentran en los personajes en cautiverio sin desarrollar, más si estos continuarán apareciendo en el futuro, sumado a un tercer acto corto y con un cierre escueto.

El consumo irónico que abordaba Mex Faliero días atrás, también se puede relacionar a este público ávido de estímulos violentos, donde el ocio es un vacío cada vez más difícil de llenar y la autosatisfacción es lo que prima sobre lo ético del contenido.