Escape imposible

Crítica de Juan Pablo Ferré - A Sala Llena

Justicia para el pueblo

Pocas temáticas son tan efectivas como los escapes, y más precisamente, los escapes de prisiones. Ya sea en materia de cine, televisión o literatura, hay algo especial en estos casos que los hacen irresistibles al público en todas las épocas, y las obras son tantas y tan famosas que hacer una selección sería injusto e indecoroso. Pero no por nada Sueños de Libertad (The Shawshank Redemption, Frank Darabont, 1994) es aún la película con la mejor calificación en IMDB.

Escape Imposible cuenta una historia un poco delirante, pero que engancha mucho: Ray Breslin (Stallone) trabaja para una empresa haciéndose meter preso para escapar de las cárceles y señalar las falencias de seguridad de las prisiones. El filme comienza con un pequeño gran escape, plagado de triquiñuelas demasiado buenas para ser ciertas, y de ese modo queda planteado el tono -algo por encima del verosímil- por donde transitará la narración. El disparador es que Breslin aceptará un trabajo algo sospechoso y terminará encerrado en la prisión más segura y secreta del mundo, sin contacto con nadie de su empresa en el exterior, y deberá unirse a Rottmayer (Schwarzenegger) para sobrevivir.

El nuevo filme de Mikael Hafstrom tiene un atractivo evidente para cualquier fanático de la acción y hasta diría para cualquier cinéfilo que se precie: el dueto principal compuesto por Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, quienes -ya algo alejados de sus épocas mozas- finalmente comparten escena como protagonistas en la gran pantalla. Ya habían coqueteado en Expendables 1 y 2, y aquí finalmente la reunión se da y de buena manera. El evento cinematográfico es para festejar por más que uno crea que un elenco distinto podría haber dado un resultado más benévolo en cuanto a la narración (ambos personajes se ven sumamente inteligentes, por lo cual el clásico estereotipo del musculoso héroe de acción se ve aquí algo corrido o mezclado con una especie de “nerd sabelotodo”, en especial en el papel que interpreta Stallone). Sin embargo, si alguien va a ver esta película es casi exclusivamente por el dúo protagónico, por el encuentro tan esperado de estas dos grandes figuras compartiendo cartel en el mismo filme.

Esta historia, de una factura aceptable desde el guión y la producción, cuenta con un atractivo más que la eleva por sobre el promedio: Jim Caviezel (La Pasión de Cristo, 2004) como villano. Aquí interpreta a Hobbes, el responsable de la súper prisión, un hombre despiadado con la mezcla justa de perversión y calma. El personaje de Caviezel recuerda mucho al villano de Guy Pearce en Lawless (John Hillcoat, 2012), pero allí donde Pearce se desbordaba, Caviezel se contiene logrando que esa mixtura de amaneramiento y crueldad se produzca de una forma menos caricaturesca.

Más allá de no escaparle ni por asomo a los vicios y estereotipos del género y de tener alguna que otra resolución demasiado arriesgada, Escape Imposible es muy entretenida y logra sostener sus dos horas de metraje haciendo honor a sus íconos de acción.