Escalofríos

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Sustos más graciosos que escalofriantes

Un chico se muda con su madre a un deprimente pueblo en medio de la nada, donde lo más divertido es ser asustado por la vecina del caserón de al lado. La chica vive semisecuestrada por su padre, un tipo hosco que guarda un oscuro secreto en su casa, al punto de que tiene el sótano lleno de trampas para osos.

El asunto es que para el recién llegado no va a haber un minuto de aburrimiento, ya que el padre de su vecina es un famoso escritor de cuentos de terror para niños y sus monstruos se vuelven reales si alguien los deja salir de los manuscritos originales donde los tiene atrapados bajo llave.

Por supuesto, los libros empezarán a abrirse y el dulce pueblito empezará a estar asolado por todo tipo de criaturas monstruosas, empezando por un yeti, un diabólico muñeco de ventrílocuo, un chico invisible, un caniche volador, arañas gigantes, un hombre lobo, marcianos con armas de rayos congelantes y malignos enanos de jardín, entre otros

Jack Black es el escritor que debe luchar contra sus propios fantasmas, algo difícil dado que los libros donde deberían ser encerrados de nuevo han sido quemados por el muñeco de ventrílocuo que lo llama papá. Black logra darle buenos momentos de comedia a esta película que parece apoyarse demasiado en la fórmula de viejas producciones de Spielberg de la década de 1980 al estilo "Gremlins".

Hay algunos sustos, aunque obviamente los monstruos surgen de una serie de libros infantiles de terror y, por lo tanto, sus diabluras no llegan a ser realmente horripilantes ni irreversibles.

"Escalofríos" es un tanto minimalista, pero muy divertida y luego del breve prólogo no para un segundo,. E incluso hacia la mitad del film se revela una subtrama inesperada y dotada de un bienvenido toque poético.