Es sólo el fin del mundo

Crítica de Rocío Belén Rivera - Fancinema

EL TIEMPO Y LA DISTANCIA NO TODO LO CURAN

Xavier Dolan es uno de mis directores predilectos. Talentoso y multifacético, este joven canadiense se renueva en cada una de sus entregas. Esta vez le toca el turno a Es sólo el fin del mundo, su último film. Como de costumbre y fiel a su estética moderna, Dolan vuelve a embellecer la pantalla.

Sin alejarse de su ya trabajada (y autobiográfica) temática homosexual, Dolan presenta la historia de un joven que regresa a su hogar luego de una larga ausencia de doce años del hogar materno, retorno marcado por una decisión trascendental en su vida. Este regreso del hijo pródigo a un hogar y una familia que mantiene aún vigente las mismas problemáticas por las que se alejó en el pasado, destapa una olla a presión que estalla en varios momentos y con distintos integrantes del clan, creando desde la actuación, las tomas subjetivas (bellas y artísticamente compuestas) y la musicalización una tensión dramática constante y en continua progresión durante el desarrollo de este reencuentro familiar. Es destacable, y aquí haré un paréntesis, que la musicalización en las películas de Xavier Dolan es tan precisa y tan pertinente que se convierte en un elemento no sólo característico sino también en un ingrediente esencial al momento de hilvanar las diferentes historias que cada una de sus películas presenta. La gama de colores, el vestuario, la puesta en escena en general, siempre son tan cuidadosamente elaboradas y tan estéticamente bellas de ver, que sus films son un deleite a los ojos de cualquier espectador.

Las actuaciones son correctas, destacándose siempre el poder que tiene el director para trabajar los papeles femeninos, permitiendo a las actrices desarrollar roles fuertes, interesantes y ricos dramáticamente. En este caso tuvieron la oportunidad tres grandes actrices: Léa Seydoux, Nathalie Baye y Marion Cotillard, cada una desde su rol, permiten elaborar personajes densos (en el buen sentido de la palabra) psicológica y actoralmente. Habiendo dicho esto, no puedo dejar de recomendar un film anterior de Dolan, Lawrence anyways (2012), donde realiza un trabajo excelente Suzanne Clément, al igual que su compañero Melvil Poupaud, ya que ambos logran crear una dupla que llega a tocar la sensibilidad del público. De igual manera, en Es sólo el fin del mundo Vincent Cassel también realiza una participación más que atrayente, componiendo un personaje contradictorio, repleto de emociones encontradas. Interesante aspecto es que este film es una adaptación de una obra de teatro, influencia que se nota no sólo en las actuaciones, sino también en el encuadre de ciertas tomas y en la fotografía, aunque el estilo moderno de Dolan se subraya de igual manera.

Bello, interesante y disfrutable, Es sólo el fin del mundo pertenece a un director al cual ya podríamos denominar un autor con todas las letras, que logra crear en cada película una obra de arte visual, argumental y sonora.