Ernesto Sábato, mi padre

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Sobre héroes y tumbas

Ernesto Sábato es quizás el escritor argentino más lúcido y notable de la literatura argentina contemporánea, no solo por su prosa sino también por su ejemplo de vida. Su hijo, el cineasta Mario Sábato (Al corazón, 1995), le brinda a través de casi 100 minutos uno de los mejores homenajes a los que un hombre puede aspirar: el de un hijo a su padre.

Ernesto Sábato, mi padre (2007) reconstruye la vida y obra del gran literato argentino, autor no sólo de obras cumbres de la literatura nacional (Sobre héroes y tumbas y El túnel), sino también de quien fuera miembro de la CONADEP y una de las personalidades más respetadas por todos los sectores sociales, culturales y políticos de la Argentina.

El documental se estructura al igual que un libro con un prólogo, capítulos y epílogo que sirvirán para adentrarnos en su vida y en su obra. Asi nos va trasladando desde su infancia en Rojas hasta su paso por La Plata y su radicación definitiva en Santos Lugares. Su matrimonio con Matilde, sus hijos y nietos como su vida doméstica son mostrados por el cineasta como si se tratara de la vida de cualquier ciudadano, desacantonando al intelectual para mostrarlo como humano con sus virtudes y sus falencias.

Sobre la segunda parte el documental comienza a ser narrado por el propio cineasta en primera persona para adentrarnos en la adaptación cinematográfica de Sobre héroes y tumbas y trazar un paralelismo con el libro. La voz de Sábato se intercala con las imágenes del film original y la voz del director en un interesante clímax desde el punto de vista cinematográfico pero que desentona con la función primaria del film.

Ya sobre el final la historia recupera el tono biográfico del principio y nos vuelve a mostrar al hombre por sobre el escritor pero sin descuidar su obra. Testimonios del Ex Presidente Raúl Alfonsín, la periodista Magdalena Ruíz Guiñazú recuerdan su paso y temores por la presidencia de la CONADEP para luego correrse y mostrarnos de manera casi antagónica a un Sábato irónico y cargado de humor. Una forma más que correcta de humanizar a los hombres y sacarlos del bronce. Ya en el final se lo ve con Mercedes Sosa en un momento único y de gran carga emotiva.

Si se le puede acusar a Ernesto Sábato, mi padre de falta de parcialidad, algo que es así por el simple hecho de que el director es el propio hijo del escritor y que por lógica va a mostrar un costado donde no se lo va a dejar mal parado. Pero más allá de esto el film bosqueja de manera correcta la vida del hombre por sobre el héroe. Un ejemplo de vida retratado con nobleza y honestidad.