Érase una vez un genio

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

La nueva película del mítico George Miller, responsable de una ecléctica filmografía en la que destaca la franquicia “Mad Max”, está adaptada de “El Genio en el Ojo del Ruiseñor” (de A. S. Byatt), una historia corta publicada en 1994. El destacado director australiano imprime aquí su esencia y alma como artista, si bien se trata de un film mucho más íntimo y específico que otros de su factura, fuera de todo estereotipo comercial. Una rareza que, curiosamente, mixtura elementos extraños y anticonvencionales, y cuyo reparto está liderado por rostros conocidos como Idris Elba y Tilda Swinton. Incontrovertible, Miller es un cineasta en total control de la herramienta audiovisual, quien pervive como un clásico imperecedero del séptimo arte y nos obliga a disfrutar sus obras en la pantalla grande. Fuera del radar del cine blockbuster, prefiere explorar la plasticidad de mundos fantásticos y situaciones que conviven en una narrativa que escapa a lo mundano. Con referencias al cine de Zack Snyder y Terry Gilliam, la cinta amalgama el poder de historias que nos nutren bajo dilemas existenciales: ¿Cuál es la clave de la felicidad? Viñetas del ayer resuenan en el presente, gracias a un tratamiento del flashback que posee cierto halo místico en visión onírica. De disfrutable belleza visual, “3000 Mil Años Esperándote” es una experiencia placentera, aunque no atrapante. Fotografía y banda sonora excelsas brindan un fondo apreciable para que el realizador indague en su costado más metafísico y filosófico para reflexionar acerca del destino, la soledad, el amor, la edad moderna y las telecomunicaciones. ¿Quién mucho abarca poco aprieta? Un genio funge como factor conector: la humanidad y nuestro paso por este plano no representa un asunto menor acerca del cual pronunciarse. Tenemos aquí una pieza cinematográfica que no se parece a nada. No es poca fortuna, en tiempos donde la originalidad es un valor que escasea.