Entre la razón y la locura

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Pocas veces se le ocurre a un director embarcarse en tal argumento, la historia de la primera edición del diccionario Oxford de Inglés. Es que otros proyectos extraños como "Apocalypto" o "La Pasión de Cristo" no amedrentaron a Mel Gibson, porque de él se trata, decidido a ocuparse de la producción. Y todo se complicó tanto que el proyecto de 1998 tardó más de quince años en concretarse, implicó una serie de juicios y hasta el director que la productora de Gibson designó (Farhad Safinia) debió cambiar su nombre por vericuetos jurídicos.

La historia real que trata el filme es la del filólogo escocés James Murray, maestro elemental al que su sed de conocimientos transformó en erudito, llegando a dominar veinte idiomas antiguos y modernos. Luego de trabajar como bancario, logró que la Sociedad Filológica de Londres le encomendara la edición de un nuevo diccionario de palabras inglesas con su significado e historia.

La ciclópea tarea exigió mucho más que los diez años de trabajo que se suponía abarcaba la tarea y tuvo un sorpresivo progreso cuando, luego de pedir colaboración a los súbditos británicos en el aporte y clasificación de palabras de habla inglesa, un anónimo y desinteresado colaborador envió un increíble material que facilitó la terminación de cuatro centurias en poco tiempo.

DOS HOMBRES
De esto habla "Entre la locura y la razón". De la amistad que se gestó entre Murray, pacífico padre de once hijos, dedicado a una tarea monumental, y el desconocido, también erudito, que resultó ser un médico veterano de guerra, paranoico, de trágico pasado, que envió un frondoso material por años para el diccionario, desde la prisión y asilo de locos de Crowthorne, donde estaba recluido.

El filme tiene un impecable diseño de época (fines del siglo XIX) y dos interesantes actuaciones de Gibson como el rutinario Sir James Murray y Sean Penn, casi al borde de la sobreactuación, como el doctor William Chester Minor. "Entre la locura y la razón" exhibe desparejos resultados. Su estructura formal es un poco confusa, hay algunos problemas temporales que desbalancean el relato y los diálogos, y las personalidades tratadas se mueven en un marco de tradicionalismo un tanto insípido y con cierto apego al lugar común.

Dos personajes que podrían haberse desarrollado con profundidad, como Ada. la esposa del filólogo James (Jennifer Ehle, la hermana de Emily Dickinson en "Una serena pasión") y la joven a la que la locura de W.C. Minor convirtió en viuda (Natalie Dormer, la Bolena de la serie "Los Windsor"), no son suficientemente aprovechadas por el relato.

Una curiosidad. Entre los personajes de "Entre la locura y la razón", filme basado en la obra "El cirujano de Crowthorne", de Simon Winchester, figuran dos personajes importantes, uno en la política, otro en la literatura. Winston Churchill (Brendan Patricks), que ayudó a salir de la cárcel a Minor, y Henry Liddell (Bryan Murray), capellán de la Iglesia de Oxford, funcionario de la Universidad y padre nada menos que de Alice Liddell, la célebre protagonista del libro de Lewis Carroll "Alicia, en el país de las maravillas".