Entre la razón y la locura

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

En un principio la idea de ver una película sobre el origen del diccionario Oxford no parece precisamente una propuesta apasionante.
Sin embargo, cuando descubrimos que la obra más completa de la lengua inglesa fue concebida por un profesor que tenía mínimos antecedentes académicos y un convicto homicida, internado en un hospital psiquiátrico, el interés que despierta esta producción cambia por completo.
Entre la razón y la locura es un proyecto frustrado de Mel Gibson que llamó la atención del actor a mediados de los años ´90. Originalmente iba a ser su siguiente película como cineasta luego de Corazón Valiente pero otros trabajos se interpusieron en el camino y con el paso del tiempo se fue postergando.
En el 2016 decidió delegar la dirección en Farhad Safinia, el guionista de Apocalypto y Sean Penn se sumó al reparto como co-protagonista.
Lamentablemente el rodaje se vio afectado por una disputa entre los artistas y la productora Voltage Pictures por cuestiones de presupuesto y tanto Gibson como Safinia fueron desplazados del proyecto que habían concebido.
La película fue terminada por el guionista de Sully, Todd Komarnicki, quien rescribió el guión original y se encargó de concluir el rodaje. Gibson demandó a Voltage por impedirle terminar el film e intentó suspender su estreno comercial pero la Justicia falló en su contra y por esa razón se negó a promocionar esta propuesta.
En consecuencia, la versión de esta historia que llega a la cartelera no es la película original que filmaron Mel y el director Safinia sino el corte de la compañía Voltage.
Aunque nunca sabremos como hubiera sido la visión original esta producción no deja de ser interesante por la premisa que presenta.
El foco de la historia se centra en la particularidad amistad que se gestó entre el profesor James Murray (Gibson) y William Chester Minor, un convicto con problemas de esquizofrenia, interpretado por un excelente Sean Penn.
Dos renegados del mundo académico de las universidades que emprendieron la titánica tarea de desarrollar el diccionario de lengua inglesa más completo de la historia.
Una obra que iniciaron en 1884 y recién se publicó en 1928. La película retrata la pasión de estos hombres por la lengua y etimología de las palabras dentro de un proyecto que a fines del siglo 19 parecía una tarea imposible de llevar a cabo con éxito.
A lo largo del film se desarrolla muy bien la obsesión de Murray por hacer realidad la concreción del diccionario y el contexto en el que Minor aportó sus colaboraciones. Probablemente la parte más dura de este relato, ya que se describe con mucha precisión los métodos inhumanos que usaba la psiquiatría de ese período para tratar las enfermedades mentales.
La labor de Penn con este personaje es formidable y le otorga matices muy interesantes a este hombre que tenía serios problemas psicológicos y al mismo tiempo era un genio, con una memoria fotográfica extraordinaria, cuya labor fue clave en la producción del diccionario.
Las escenas que comparten los dos protagonistas representan la gran atracción de este drama de época que deja la intriga de saber cómo hubiera sido la versión original que concibieron Gibson y el director Safinia.
Para los aficionados a la historia y el mundo de las palabras es una alternativa muy interesante que merece ser tenida en cuenta.