Enterrado

Crítica de Lucía Roitbarg - EscribiendoCine

Misión imposible

Para aquel que lo dude y piense que no es posible, sí, la película entera transcurre con el protagonista enterrado en un cajón bajo tierra. Si esto le despierta suficiente curiosidad, y decide acercarse a vivir esta extraña experiencia, seguro que no se arrepentirá.

Apenas comenzado el film nos enteramos que Paul Conroy (Ryan Reynolds) es un chofer de camiones de una compañía estadounidense que fue enviado a Iraq junto a otros empleados. Un grupo de iraquíes atacan los camiones y, mientras muchos mueren en el ataque, Paul, termina enterrado adentro de un cajón. Su comunicación con el mundo exterior es por un teléfono celular que le dejan sus secuestradores y esa será su única herramienta para salir de allí. Claro que la batería del mismo está por la mitad y también el aire que respira es limitado, por lo cual sus posibilidades de sobrevivir parecen nulas.

También sobrevivir a la experiencia cinematográfica de contemplar por una hora y media a un hombre adentro de un cajón parece improbable. Sin embargo, el director Rodrigo Cortés la hace más que posible y, lo que es mejor, entretenida. Desde la primera imagen el espectador vive y sabe lo mismo que su protagonista, lo cual es más desesperante aún. Un representante del gobierno americano encargado de toma de rehenes en Iraq tendrá en sus manos su liberación, pero ni Paul ni el espectador sabrán si verdaderamente hacen algo por él pues sólo escuchamos la voz en off del teléfono.

La utilización del sonido es explotada de tal manera que el mundo exterior está presente pero no visible y su eficacia en pos del suspenso permite agilizar la trama. Al no saber más que el protagonista se crea una tensión dramática que aumenta la desesperanza y la consternación, y el alivio nunca aparece.

Claro que el uso de estos recursos y el novedoso planteo del film no son suficientes para hacerlo interesante. Por eso cabe decir que la obra también merece crédito por cómo logra representar el miedo del protagonista. Los estados que vive Paul a lo largo de todo el film tienen tal verosimilitud que producen que nunca se presente como inverosímil la propuesta del film. La angustia de saber que no verá más a su familia, la indignación e impotencia frente a la gente que supuestamente debería socorrerlo (que piensan más en la diplomacia que en él) y la desesperación de estar viviendo la propia muerte son los tópicos que hacen que Enterrado (Buried, 2010) supere las expectativas.

Este film puede no ser del agrado de algunos espectadores a los cuáles les resulte una experiencia de mal gusto o simplemente, como el cine de terror, les provoque emociones indeseables. Pero se debe resaltar que el director nos recuerda co
n este film que, con bajos presupuestos y buenas ideas, el cine siempre sobrevivirá.