Enterrado

Crítica de Juan Pablo Ferré - CinemaScope

¿Y ahora quién podrá ayudarme?

Cuando la película se estaba empezando a promocionar, era probable que al ir por la calle y ver uno de los carteles con el título del filme y la imagen de Ryan Reynolds dentro de un ataúd uno dijera: "Bueno, ya es suficiente. ¿Qué más quieren inventar?". Es lo que me pasó a mí, al menos. Me costaba mucho pensar cómo se las iban a ingeniar para contar una historia de 100 minutos que partiera desde un tipo dentro de un cajón. Y eso que todavía no sabía que todo el desarrollo de la trama se daba en ese encierro.

Lo primero que me vino a la mente fueron algunas otras ideas sobre encierros, como la saga de El juego del miedo, La habitación del pánico o el tremendo fiasco que fue Bajo anestesia, en donde Hayden Christensen se encontraba encerrado dentro de sí mismo, por decirlo de alguna manera. Lo cierto es que Enterrado multiplica la apuesta de cualquier clima opresivo y nos confina los 100 minutos invariablemente dentro del cajón. De allí surge su acierto, su originalidad y, si me permiten, su magia.

Ryan Reynolds interpreta a Paul Conroy, un contratista que trabaja en Irak y que se despierta, para su sorpresa, golpeado, maniatado y encerrado en un cajón de madera a unos cuantos metros bajo tierra. Pronto descubrirá que cuenta con algunos elementos que le servirán para intentar escapar y que le permitirán al director a contar la historia: un moderno Blackberry con media batería -y con crédito ilimitado, al parecer-, un encendedor tipo Zippo y algunas otras cosas que le sirven de luz cada tanto. Solo eso será suficiente para que el director pueda iluminar las escenas -en un estupendo trabajo- e involucrarnos en un relato atrapante, asfixiante y lleno de emociones.

¿Quién podrá ayudar a Paul Conroy, a punto de quedarse sin aire, a punto de quedarse sin batería en el celular y sin tener la menor idea de dónde está ni el por qué de su encierro? Sobre esa pregunta se apoya el filme y es la respuesta a esa pregunta la que va guiando todo el metraje. Es increíble que tan solo esa inquietud pueda sostener al público en vilo durante toda la película, pero un magnífico trabajo de dirección y un guión bien ensamblado pueden hacer maravillas.

Rodrigo Cortés dirigió este largometraje con una sapiencia sorprendente para un principiante. Si bien la locación es única durante todo el filme, el director se las ingenió para hacer de ese único ambiente opresivo un lugar asfixiante pero no insoportable para el espectador. Para ello, trabajó con seis cajones distintos especialmente diseñados. Las tomas que elige el director son de lo más variadas, lo que le da a la película un dinamismo extraordinario y muy útil. También se dice que Cortés eligió filmar las tomas en orden, para que la actuación de Reynolds sea más natural y creíble.

Párrafo aparte se merece, justamente, Ryan Reynolds. Nunca mejor dicho que "se banca" toda la película él solo. Su performance es impresionante: no sólo por el hecho de que transmite en la pantalla todo lo que Paul Conroy está sufriendo, sino también porque me cuesta imaginar a un actor trabajando en una posición más incómoda que la que se tuvo que someter este muchacho. Se supo que tuvo que sufrir además varias quemaduras por sostener el Zippo, lo que suma un poco más a la leyenda.

En definitiva, Enterrado es un pequeño gran filme, que tiene el mérito extraordinario de ser una película de locación única y que esta sea un cajón, con un tipo encerrado dentro. Saber eso y saber que la cinta no sólo no aburre sino que entretiene a montones dan ganas de aplaudir a su único intérprete, pero más que nada a su habilidosísimo director, un tipo con la inteligencia suficiente como para animarse a esta locura sin aburrir al publico al someterlo -al menos un poquito- a las torturas por las que pasa el personaje. Rodrigo Cortés quedará anotado en mi lista a seguir, espero que en las suyas también.