Ensayo de una nación

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Frente a eventos tan importantes como los festejos del Bicentenario ocurridos durante todo 2010, y que fueron atacados por distintos frentes pese a su aceptación y convocatoria multitudinaria, debe haber cientos de anécdotas para contar. Extraer una pequeña porción de ese universo es el objetivo de “Ensayo de una Nación”.

Muriel Bourgeois y Diego Balan se presentan con un proyecto cercano a la utopía en su concepto y también en su ejecución. La idea es acercar una propuesta para los festejos del Bicentenario que consiste en reunir 1800 chicos de primaria provenientes de distintas escuelas de Capital y el conurbano que a su vez representan la diversidad de clases, etnias y religiones. Todos juntos para formar un gigantesco coro que le de forma concreta al deseo de unión, o al menos una versión palpable (y audible) sobre el concepto de Nación cuando las preguntas pasan por saber qué nos une. Una canción que cantan todos, formando una sola voz.

Junto a colaboradores como Carlos Gianni, Rubén Segal y otros tantos, “Ensayo de una Nación” parte de esta idea y se desarrolla con los registros de la organización del evento pasando por todo tipo de avatares. En poco más de una hora, el debutante Alexis Roitman logra, tal vez sin proponérselo, una impronta de tintes épicos en pos del objetivo y de hecho provoca distintos estados emocionales frente a tamaña gesta.

La frescura y naturalidad con la cual los chicos absorben la presencia de la cámara le quita solemnidad a un tema que a priori hay que explicar bien para generar interés en verlo. La película es honesta con los elementos de los cuales dispone y eso se nota en el producto final. Transformar una anécdota de asado en un documental entretenido y llevadero es el gran logro que impulsa a acercarse al cine.