Ennio, el maestro

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

¿Cómo abordar la vida de un compositor cuya obra atraviesa 60 años durante los que escribió las partituras de las bandas sonoras de más de 500 películas y series? ¿Y si entre ellas hay varias extraordinarias, de esas que conocen hasta quienes no ven películas? El mítico realizador Giuseppe Tornatore debió pensar estas y otras tantas pregunta ante el desafío que implicaba la realización de un documental biográfico sobre Ennio Morricone. Y su respuesta es ir a lo seguro, un palo y a la bolsa que, en este caso, significa recorrer, mediante el clásico formato de cabezas parlantes intercaladas con escenas de archivo, la obra del responsable de las partituras de la trilogía del dólar de Sergio Leone, Novecento, Cinema Paradiso y Los intocables, entre otras tantas, deteniéndose y profundizando en cada una de ellas a través del testimonio de los involucrados directos y de músicos de la talla de Bruce Springsteen.

Dado que Morricone trabajó con casi todos los realizadores contemporáneos más importantes, las fuentes son impecables y construyen, además de la biografía del artista italiano, una radiografía de la historia grande del cine del último medio siglo. No por nada aparecen en escena, entre otros, Clint Eastwood, Quentin Tarantino, Oliver Stone, Hans Zimmer, Terrence Malick, John Williams, Wong Kar-wai, Dario Argento y Bernardo Bertolucci.

Pero Ennio, el maestro va más allá de acumular testimonios y datos, pues complementa esa faceta enciclopédica (las imposiciones de su padre trompetista, la obligación de mantener a la familia luego de su muerte, su ingreso al universo musical) con la riqueza de ideas del romano, las mismas que lo llevaron, por ejemplo, a revolucionar el western introduciendo una faceta operística en las melodías.

El resultado es un film de enorme valía tanto artística como testimonial. Una película que, tras la muerte de Morricone en julio de 2020, funciona como legado, como el testamento de un hombre cuya huella será imborrable.