Enemigo invisible

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Visión del cine

Se estrena Enemigo invisible, film de Gavin Hood –X Men Orígenes: Wolverine– acerca del uso de drones y misiles teledirigidos, por parte de los servicios secretos de países del primer mundo, para destruir terroristas.
En la historia del cine existen numerosos casos de remakes “encubiertas”. Películas que sin admitirlo ni recalcarlo utilizan las bases argumentales y estructurales de otras para inspirarse con nuevas creaciones. Posiblemente los casos más reconocidos son los de Por un puñado de dólares inspirada en Yojimbo, La guerra de las galaxias, que toma la estructura de La fortaleza oculta o Kill Bill, robo de Quentin Tarantino a La novia vestía de negro, de Truffaut.

El caso de Enemigo invisible es que se trata de un relectura de Fail Safe, brillante film de Sidney Lumet con Henry Fonda encabezando un gran elenco, que ya tuvo una remake dirigida por Stephen Frears y protagonizada por George Clooney. Este film sucedía en pequeños lugares cerrados: la oficina donde se debatían los ataques militares en el Pentágono, un avión bombardeo, entre otros. Los líderes capitalistas deben decidir si atacar o no una ciudad soviética con la bomba atómica, antes que los misiles vayan a EEUU. Una obra seria e inteligente –con el toque de Lumet- que tuvo versión satírica más recordada, dirigida por Stanley Kubrick e interpretada en más de un rol por Peter Sellers, Dr. Strangelove.

Regresando a Enemigo invisible, el guionista Guy Hibbert toma esta base para realizar una historia similar pero en una villa de Kenya. El debate moral sucede cuando una oficial británica decide bombardear una casa donde se oculta una célula terrorista, poniendo en riesgo a muchas personas, inclusive una niña que vende pan en la vereda. Este detalle, da pie a una sucesión de debates acerca de sacrificar la vida de una persona para salvar, posiblemente, a muchas otras en algún centro urbano. El detalle, es que acá el misil es teledirigido por dos soldados estadounidenses en Las Vegas que se niegan a disparar hasta tener la autorización de diversas figuras políticas y militares, que también tienen sus dudas éticas.

Mientras que Fail Safe o Dr Strangelove eran alegatos anti bélicos, críticos con las fuerzas militares y la guerra fría, Enemigo invisible termina siendo casi un justificativo del accionar no civil en estos enfrentamientos, humanizando a gran parte de los personajes, dejando como únicos responsables a un par de jerarcas, en este caso la Coronel Powell –interpretada por Helen Mirren- y ridiculizando las figuritas más políticas como el Secretario de Estado británico.

Sacando el planteo debatible y moral sobre la posición que toma el film, vale destacar la creación de suspenso casi hitchcoiano de la primer hora. Gavin Hood, que también venía de hacer una película con contenido político discutible como El sospechoso, saca lustre de su elenco –incluido el fallecido Alan Rickman- explotando al máximo a Barkhad Abdi –el actor nominado al Oscar por Capitán Phillips– que no solo es el más humano de todos, sino el que le imprime mayor vértigo al desarrollo del film.

En la última media hora, Hood comienza una espiral manipuladora que no le juega a favor a la historia. Entre golpes bajos, emotivos y efectistas sumado a una bajada de línea, de dudosa ética, el director –que también se guarda un pequeño personaje para sí- no consigue que el resultado final sea acaso un mero entretenimiento, un thriller realizado con oficio y talento, sino una seudo mea culpa justificada de las horribles masacres que las potencias han realizado, en pos de detener células terroristas.

Enemigo invisible es una obra que mantiene en tensión, pero que genera debate con respecto a su discurso y, principalmente, sobre donde debe estar parada la obra artística en medio de un conflicto bélico. Se recomienda volver a ver Fail Safe o Dr. Strangelove para aprender a ser sutil, sin perder el riesgo y la crítica hacia el sistema.