Encintados

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

El estreno de esta película llega precedido de una fuerte polémica en redes sociales. Su director, Gianfranco Quattrini -nacido en Perú, criado en Chicago y que hizo la mayor parte de su carrera en la Argentina, donde dirigió videoclips de Vicentico, Luis Alberto Spinetta y Divididos- ha asegurado que la intención fue subrayar que “no existe una sola manera de amar ni una sola manera de constituir una familia”, pero lo cierto es que la historia que cuenta el film deja abiertos muchos flancos en ese razonamiento.

Hay una pareja de mujeres, está en foco la intención de que una de ellas quede embarazada vía fertilización asistida y hay también un hombre (el argentino Benjamín Amadeo) que, luego de varios fracasos con el recurso médico de la inseminación, interviene para “solucionar” el problema de una manera como mínimo extravagante.

Más allá de que la puesta en escena y el tono de las actuaciones remiten a las comedias familiares televisivas y en algunos pasajes incluso a la publicidad -un problema de orden estético, en todo caso-, el tratamiento que se la da en Encintados a asuntos delicados como el consentimiento, la fidelidad y las nuevas configuraciones familiares es poco riguroso. No es malo ponerse a tono con la época, pero cuando solo se recorre la superficie de un tema se corre el riesgo de ingresar en la zona del oportunismo.